miércoles, 4 de marzo de 2015

YO NECESITO A JESÚS CADA MINUTO, CADA HORA, CADA DÍA...



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Efesios 5:25



Los esposos tienen la responsabilidad de amar y honrar a sus esposas. "Ama a tu esposa así como Cristo amó a la Iglesia" (Efesios 5:25). 

10 FORMAS DE AMAR


¿QUÉ CLASE DE “PROSPERIDAD” LE ESTAS PIDIENDO A DIOS?



3 Juan 1-2
“El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

Prosperar significa mejorar en algún aspecto, avanzar, progresar. La prosperidad, en sentido general, es una de las cosas más anheladas por el ser humano. Cuando se trata del aspecto económico, podemos asegurar que a nadie le gusta vivir en pobreza y escasez. Nuestra naturaleza humana tiende a no conformarse con menos que la abundancia y la prosperidad. Por esta razón el ser humano lucha con todas sus fuerzas y recursos por progresar en el aspecto económico. También hay preocupación por prosperar o mejorar en el aspecto físico. La apariencia física ocupa un lugar importante en las prioridades de la mayoría de las personas, de ahí la enorme variedad de dietas para perder peso, gimnasios, cremas y otros tantos medios de embellecimiento. Y cuando hay alguna enfermedad, la preocupación es entonces prosperar en el aspecto de la salud.

En el pasaje de hoy, parte de su tercera epístola, el apóstol Juan se dirige a Gayo, un amigo muy amado, al cual muestra el afecto propio de un verdadero pastor y maestro. Juan está preocupado tanto por la prosperidad y la salud física de su discípulo como por su salud espiritual. Por eso le dice: “Yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud…” Y entonces añade: “…así como prospera tu alma”. Juan sabía por experiencia propia que la prosperidad, ya sea material o física, depende fundamentalmente de la manera en que prospera el aspecto espiritual. Y la prosperidad del alma sólo se alcanza cuando le entregamos nuestra vida a Cristo. Allí comienza a edificarse el fundamento de una prosperidad estable y permanente. A menos que solucionemos primero el problema de nuestra pobreza espiritual, todo lo que prosperemos en otras áreas no tendrá un buen fundamento.

La prosperidad material puede perderse en un momento. Un mal negocio, un robo, un incendio o la pérdida de todos los bienes puede dejar a uno en la calle. La prosperidad física nadie la tiene garantizada. Si hoy nos despertamos con salud ha sido por la gracia de Dios. Uno puede comprar un buen seguro médico y medicinas pero no la prosperidad física. Tenemos, pues, que entender que la prosperidad en la que todo ser humano necesita enfocarse en primer lugar es la prosperidad espiritual, la cual es eterna y es la base para la verdadera felicidad. Jesús dijo a sus discípulos: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Cuando Jesús dijo “y todas estas cosas os serán añadidas”, se estaba refiriendo a comida, bebida, ropa, posesiones materiales en general, salud y bienestar económico. Son las mismas “cosas” a las que se refiere Juan en el pasaje de hoy. Todas estas cosas las vamos a recibir en la medida en que prosperemos espiritualmente.

Alguien dijo que hay gente tan pobre en este mundo que lo único que tienen es dinero. El dinero no garantiza la felicidad, en cambio en Cristo hay paz y gozo en todas las circunstancias. ¿Eres tú una persona próspera espiritualmente? Si no lo eres, entonces crecer espiritualmente debe ser tu prioridad. Sólo así podrás vivir una vida de verdadera prosperidad en todos los demás aspectos. En Deuteronomio 8:18, Dios se dirige al pueblo de Israel y les dice: “Acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas”. Y seguidamente les advierte que no se olviden de él cuando estén disfrutando de prosperidad y riquezas, pues ciertamente perecerían.

Busca con más frecuencia el rostro del Señor. Lee su palabra diariamente, medita en ella, ora más, sírvele más. Entonces comenzarás a sentir paz y gozo en tu corazón aun en medio de circunstancias desfavorables, serás mucho más paciente, tu fe será fortalecida y tu carácter será transformado positivamente. Esto es prosperidad espiritual. Esta es la base para una total, verdadera, estable y duradera prosperidad en todas las áreas de tu vida.

ORACIÓN:
Mi amado Dios, te doy gracias porque en ti está el poder para la prosperidad y la felicidad en este mundo de aflicciones. Por favor ayúdame a buscar tu presencia cada día antes que cualquier otra cosa, confiando en que tú añadirás, conforme a tu voluntad, todas las cosas que yo necesito. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

¿SALVO SIEMPRE SALVO?




¿Se pierde la salvación? Si estoy mal corríjanme, pero las Escrituras me enseñan lo siguiente:

Si tu eres una persona consagrada a Dios, que guarda su cuerpo porque es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16-17, 1 Corintios 6:19-20); que se guarda en Santidad como lo demanda la Palabra (1 Tesalonicenses 5:23, 1 tesalonicenses 4:7, 2 corintios 7:1, Levítico 11:44, Levítico 19:2, Levítico 20:7, Hebreos 12:14, 1 Pedro 1:16); que busca a Dios en ayuno en oración (Efesios 6:18, Joel 2:12, 1 tesalonicenses 5:17, Daniel 9:3); que trabaja para su obra (1 corintios 15:58, Hebreos 6:10); que persevera en el evangelio, sin desviarte, por supuesto que eres salvo, por eso dice Mateo 24:13 y Marcos 13:13 que el que perseverare hasta el fin, ese será SALVO.

Igual, dice 1 Pedro 4:8 Y: Si el justo CON DIFICULTAD se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

Hebreos 2:3 ¿Como escaparemos nosotros SI DESCUIDAMOS una SALVACIÓN tan GRANDE?

Y Filipenses 2:12 dice que CUIDEMOS de nuestra SALVACIÓN con TEMOR y TEMBLOR.

Por lo tanto aun el Justo puede PERDERSE, si se desvía de su justicia y hace iniquidad y no se arrepintiere de lo que haya hecho, así lo dice Ezequiel 3:20, Ezequiel 18:24 y Ezequiel 18:26. También dice Ezequiel 18:4 que “todas las almas son mías, tanto el alma del Padre como del Hijo MÍAS SON, el alma que PECARE esa MORIRÁ” y Éxodo 32:33 dice que “al que pecare contra mí a ese RAERÉ YO de mi libro”.

Juan 1:17 dice que la ley fue entregada por Moisés, pero la GRACIA y la verdad fueron entregadas por Jesucristo. PERO el estar bajo la gracia no nos da licencia para pecar, pues Romanos 6:1-4 dice: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.

La biblia también dice quienes no entraran al reino de Dios, y esto no se lo dice al mundo porque ya el mundo lo practica, se lo dice a la Iglesia, al pueblo del Señor, para que no lo practique y se aleje del pecado (1 corintios 6:9-10, Apocalipsis 21:8 y Apocalipsis 22:15, Efesios 5:3-5 y Gálatas 5:16-21).

¡Gracia y Paz!

Por: Joshua Rojas