viernes, 6 de febrero de 2015

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE LA SANA DOCTRINA?



1.- ES CONFORME A LA PIEDAD:

1 Timoteo 6:3-4
"Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales".


2.- ES SANA:

Tito 2:1
"Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina"


3.- ES PURA:

Tito 2:7-8
"…preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros".

Cuando no se sigue o no se tiene una base doctrinal sana se corre el peligro de dar lugar a espíritus engañadores, doctrinas de demonios y vientos de doctrinas que conducen a la perdición (léase también Efesios 4:14).


4.- SE SUSTENTA EN LA BIBLIA:

La base de toda enseñanza o predicación debe ser La Biblia y únicamente La Biblia, porque está escrito: "Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).

Es verdaderamente lamentable que en muchos púlpitos se este cambiando La Santa Palabra de Dios por humanismo, psicología, doctrinas paganas de hombres, etc.

No es correcto fundamentar las enseñanzas o prédicas en experiencias personales, alabanzas, sueños, etc., porque La Biblia contiene el mensaje que Dios quiere trasladar a su pueblo, porque "Todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza" (Romanos 15:4).

Constantemente vemos en La Biblia que la predicación y la enseñanza que provienen del Señor tienen su cimiento en La Biblia (Hechos 13:49; 15:35; 16:32; 19:10; 1 Pedro 1:25).


5.- DEBE SER CON DOCTRINA:

La Biblia dice: "el que enseña, en doctrina", mostrándonos que toda enseñanza debe coincidir con lo escrito en La Biblia y concordar con la doctrina expuesta por los apóstoles"; es decir que, el ministro o maestro no debe trasladar enseñanzas que contradigan el contexto bíblico y lo expuesto por su autoridad, por muy inspirador o hermoso que se escuche (1 Timoteo 6:3-4), porque se da lugar a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.

1 Timoteo 4:1
"Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…".


6.- DEBE SER PARA ENSEÑAR:

La Biblia en Romanos 12:6-8 traduce "el que enseña, úselo en la enseñanza"; es decir que las personas con el conocimiento de La Palabra de Dios, no deben utilizarlo para engrandecerse a sí mismas, ni para hacer sentir mal a los que escuchan y no saben, ni tampoco para rivalizar con otras personas para ver quién sabe más; sino que se debe enseñar para que el Pueblo de Dios sea edificado y conozca más al Señor y su Palabra.

Se puede enseñar con doctrina, discurso ordenado, didáctica y más, pero si se carece del don de enseñanza, no se obtendrán los resultados que Dios desea, porque la enseñanza será solamente un traslado de conocimiento; sin embargo, si al enseñar tenemos doctrina, discurso ordenado, didáctica y el don de enseñanza, entonces sí estamos siendo vasos útiles en las manos de Dios y estamos educando, por La Palabra, la nueva vida de los que oyentes y esa enseñanza influenciará permanentemente su conducta, para transformarlos cada vez más a la imagen de nuestro Señor Jesucristo.

En el libro de los Hechos 18:24-26 leemos: "Llegó entonces a Efeso un judío que se llamaba Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en Las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor, y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente a Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando lo oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios".

En este caso vemos el ejemplo del cristiano que enseña sin tener el don de enseñanza. Apolos es el ejemplo del cristiano que tiene doctrina, discurso ordenado, didáctica, etc., pero no tiene el don de enseñanza porque no tenía el bautismo con el Espíritu Santo, pero Priscila y Aquila, representan a los cristianos que tienen doctrina, discurso ordenado, didáctica y el don de enseñanza, y por ello le enseñan el camino de Dios con mayor exactitud.


7.- DEBE SER EXPLICADA Y ACLARADA:

Cuando enseñamos la Palabra de Dios debemos explicar y darle el sentido bíblico de lo que significa el pasaje que exponemos. Esta necesidad es evidente cuando se enseña a diferentes grupos de personas, porque no se puede enseñar de la misma forma a niños que a jóvenes, adultos o ancianos, y aún es diferente enseñarle a los mismos grupos de personas de diferentes culturas.

A los niños hay que enseñarles con juegos, dibujos, juguetes, etc., a los adolescentes se les debe enseñar de manera que la exposición les sea atractiva y que los rete a entregar su juventud al Señor. Los adultos por su experiencia en la vida y su madurez, no tienen las mismas necesidades que los jóvenes, y la forma de enseñar a los ancianos es diferente porque tienen necesidades diferentes.

En Lucas 24 leemos cómo el Señor Jesús les abrió el entendimiento a sus discípulos para que comprendieran las Escrituras (Lucas. 24:44 al 45).


8.- DEBE SER CONSTANTE:

En Nehemías 8:18 se lee que Esdras leía día tras día el libro de La Ley de Dios. Esto indica que la enseñanza debe ser un proceso constante en las congregaciones; un fácil ejemplo lo vemos en las escuelas, donde el alumno debe asistir diariamente, cierta cantidad de horas para ser enseñado. Por esta razón hay Iglesias donde existe el departamento de Discipulado, que enseña y delega a personas para transmitir la enseñanza en los hogares.


9.- NO DEBE PONER CARGAS SOBRE LOS OYENTES:

En Nehemías 8:9-12 se lee que Nehemías, Esdras y los levitas que enseñaban decían a todo el pueblo: "no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. Y les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen aparejado; porque día santo es a nuestro Señor; y no os entristezcáis, porque el gozo del Señor es vuestra fortaleza". Esto muestra que la persona que enseña no debe poner cargas sobre el pueblo.

En Lucas 11:45 al 46 leemos: "Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas á nosotros. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, doctores de la ley! Que cargáis á los hombres con cargas que no pueden llevar; mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas". Aquí, el Señor confrontó a los escribas porque con la interpretación y enseñanza que daban, ponían cargas sobre el pueblo que ellos no se atrevían a mover con un dedo.


10.- LA INVOCACIÓN A DIOS:

En Nehemías 9:4, leemos que los levitas: "Se levantaron luego sobre la grada de los levitas, Jesúa y Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta al Señor su Dios". Esto nos muestra la necesidad de depender de Dios para obtener el alimento celestial, al estudiar La Palabra. La dependencia de Dios es una garantía para el expositor y los oyentes, porque hará que el expositor busque, clame y llore delante de Dios para pedir el alimento espiritual. Un ejemplo de esto lo vemos en Éxodo 16:15 "Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? Porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: es el pan que Yahweh Dios os da para comer", porque los israelitas debían salir diariamente a recoger su alimento, el mana, figura de la Palabra de Dios.

Estos han sido sólo algunas características de lo que es la Sana Doctrina Bíblica, en virtud de que este tema abarca también muchas técnicas y métodos que son muy importantes para la edificación de quienes estamos aprendiendo la Palabra de Dios. Por ello animo a quienes enseñan a que lo hagan transmitiendo el evangelio y la doctrina de Jesucristo en su pureza bíblica, con su corazón y su vida en ella.

“Gracia y Paz”

Aprendiendo la Sana Doctrina

Efesios 5:18



“…Sed llenos del Espíritu”
(Efesios 5:18b)

Todos los que hemos creído en el Señor Jesucristo hemos recibido el Santo Espíritu de Dios (Juan 7:38-39).

“No Contristéis al Espíritu Santo” (Efesios 4:30). No permitas que el pecado permanezca en ti sin confesarlo, causando así tristeza y pesar al Espíritu Santo que mora en ti. Él nunca va a llenar y usar un vaso sucio. Reconoce el pecado, no lo escondas, no lo encubras, enfréntalo; se honesto delante de Dios, ve el pecado como Dios lo ve, odia el pecado como Dios lo odia, admítelo (1 Juan 1:6-9).

El santo Espíritu de Dios mora en cada creyente nacido de nuevo (1 Corintios 6:19; Romanos 8:9).

¿Estoy limpio y preparado para que el Santo Espíritu de Dios more en mí? ¿Hay en mi vida algún pecado sin confesar? (Salmo 139:23-24).

[Pasajes para estudiar: 1 Juan 1:5-10; Juan 13:4-11; Santiago 4:8-10; Salmo 51 y Salmo 32].


¡Gracia y Paz!

¿SABES CÓMO HABLAR CON DIOS DE MANERA SENCILLA Y SINCERA?



Mateo 6:5-8
“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”.

Jesús estaba conversando con sus discípulos acerca de la oración cuando les dio estas instrucciones. Muchas personas se basan en el último versículo de este pasaje para cuestionar la necesidad de orar. Y suelen decir: “Si Dios ya lo sabe, ¿qué necesidad hay de orar?” Otros afirman que no hay que orar por las cosas materiales, pues estas están resueltas de todas maneras. Estos se apoyan en las palabras de Jesús en Lucas 12:29-30: “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas”. Entonces, ¿para qué orar?

Lo cierto es que no oramos para informarle a Dios de nuestras necesidades, pues él lo sabe todo. En realidad el propósito fundamental de la oración es entablar una íntima comunión con Dios de manera que podamos llegar a conocer su voluntad y sus planes para la vida de cada uno de nosotros. Así aprenderemos a pedirle de acuerdo a sus propósitos, y sus planes de bienestar y prosperidad se llevarán a cabo en nuestras vidas (Jeremías 29:11). En su carta el apóstol Santiago nos advierte: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). El Espíritu Santo nos enseña a pedir de la manera correcta cuando dedicamos tiempo a orar diariamente. Así dice Romanos 8:26-27: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.

El creyente que descuida el aspecto de la oración, que no dedica un tiempo diariamente a acercarse al trono de la gracia a darle gracias a Dios porque él suple a diario su alimento, el lugar en el que vive, su ropa, las necesidades básicas e incluso los lujos de la vida, crea un sentido de autosuficiencia que inevitablemente endurece su corazón. Cuando actuamos de esta manera, poco a poco sucumbimos al engaño satánico de que nuestra sabiduría y nuestras habilidades son suficientes para que podamos conseguir todas estas cosas sin contar con Dios para nada. Por el contrario, cuando humildemente reconocemos nuestra dependencia del Señor, y día tras día venimos a él en oración con corazones agradecidos seremos abundantemente bendecidos.

¿Por qué debemos orar? Porque Dios nos ha facilitado este medio para llegarnos a su santa presencia, para que podamos conocerle íntimamente, para que su Santo Espíritu obre en nuestras vidas y nos consuele en la aflicción, y nos llene de su gozo y de su paz. Y mientras más conocemos a Dios más creemos en sus promesas, y más confianza tenemos en él para pedirle sabiendo que “todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”, como dijo Jesús a sus discípulos en Mateo 21:22.

Confía en que Dios conoce exactamente lo que tú necesitas para vivir una vida llena de paz, felicidad y muchas bendiciones. Pídele que su voluntad sea hecha en todo lo que pidieres, y dale gracias anticipadamente sabiendo que recibirás mucho más de lo que has pedido, pues él “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20).

Oración:
Amado Padre, ayúdame a reconocer mi necesidad de vivir en comunión contigo. Pon en mi corazón un ferviente deseo de buscar tu rostro en oración día tras día, para que yo pueda recibir de ti la fortaleza, la sabiduría y el valor para vivir en armonía contigo. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla