jueves, 21 de noviembre de 2013

TOTAL CONFIANZA EN DIOS


Filipenses 4:10-13
“En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Humanamente hablando, el apóstol Pablo tenía mucho de qué jactarse —sus credenciales se encuentran en Filipenses 3:4-6. No obstante, él sabía que esos logros no eran lo que realmente importaba. Pablo entendía acertadamente que conocer a Cristo y confiar en Él eran la fuente del verdadero valor en la vida.

Al escribir con tal modestia, el apóstol es un buen ejemplo de cómo debemos vernos a nosotros mismos —o sea, como el Padre nos ve. La mejor manera de hacerlo es reconocer a Dios como la fuente de nuestro poder: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Muchos de nosotros conocemos este versículo de memoria, pero ¿hemos aceptado la verdad que contiene? El énfasis no está en “lo puedo”, sino en el hecho de que lo puedo en Cristo —Él nos da todo lo que necesitamos para llevar a cabo su plan para nuestras vidas.

Este versículo es la confesión de que no podemos hacer la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas. Pero eso no significa que debemos simplemente cruzarnos de brazos y convertirnos en simples espectadores. Como cristianos, tenemos la responsabilidad de obedecer la dirección del Señor en todo, pues, son nuestras manos, pies, cuerpo, voz, compasión y deseos, los que el Señor usará para llevar a cabo sus grandes propósitos para nuestras vidas.

Obedecer por fe puede parecer atemorizante, pero mantenerse a salvo cómodamente no es lo que el pueblo de Dios debe elegir. Hacer todo por medio de Cristo implica tomar riesgos, pero tu descubrirás que las recompensas por la obediencia son profundamente gratificantes.


“Gracia y Paz”

Meditación Diaria

¿CREES QUE DIOS PUEDE AYUDARTE?



Salmo 8
“¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!”

Dos astrónomos de la Universidad de Harvard descubrieron un “gran muro” de galaxias que estiman tienen 500 millones de años luz de longitud, 200 millones de años luz de ancho y 15 millones de años luz de espesor. Un año luz equivale a la distancia recorrida por la luz en un año. Estas cifras son increíblemente enormes. La tecnología moderna, cada vez más sofisticada, ha hecho descubrimientos similares a este a través de muchos años. Pero aun quedan sin contestar muchas preguntas. Por ejemplo, ¿Cómo se formaron estas imponentes galaxias? ¿Cómo se originó el Universo y todos los planetas y las estrellas que lo constituyen?

En el pasaje de hoy, el salmista David, bajo la inspiración del Espíritu Santo, anuncia con muchos siglos de anticipación la respuesta a estas y otras preguntas que los científicos no han podido contestar. Primero, dice que Dios ha “puesto su gloria sobre los cielos”. Después dice que Dios es el creador de los cielos y de los demás cuerpos celestes cuando dice: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste...” También Génesis 1:1 dice que “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”.

Ochocientos años antes del nacimiento de Jesucristo, el profeta Isaías escribió, por revelación divina, acerca del “círculo de la tierra” (Isaías 40:22). Muchos siglos después los científicos todavía discutían sobre la forma de la tierra. Los chinos creían que la tierra era plana. Algunos escritores griegos imaginaban el mundo como un paralelogramo. No fue hasta unos 500 años antes de Cristo que por primera vez el filósofo griego Pitágoras habló sobre la teoría de que la tierra era esférica. ¿Acaso puede haber alguna duda de la infinita sabiduría de Dios? Ciertamente Dios puede hablar a todos estos científicos de la misma manera con que convenció a Job de su ignorancia, diciéndole: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular?” (Job 38:4-6).

El Salmo 147:4 dice que Dios “cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres”. Y este mismo Salmo dice que “él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas” (v.3). Es decir, que el Dios todopoderoso, que creó los cielos y la tierra, es además el Dios tierno y amoroso que se preocupa por aquellos que están sufriendo y los consuela. Aquel que conoce todas las estrellas por sus nombres, es el mismo que tiene contados todos los cabellos de nuestras cabezas (Lucas 12:7). El mismo Dios que ordenó las medidas de la tierra y fundó sus bases declaró que el que toca a uno de nosotros, “toca a la niña de su ojo” (Zacarías 2:8). ¡Qué Dios tan maravilloso!

Y todos los que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador hemos sido hechos hijos de este maravilloso Dios (Juan 1:12), y podemos llamarle Padre nuestro (Mateo 6:9), y llegarnos a él con toda confianza en busca del oportuno socorro (Hebreos 4:16). Entonces, ¿crees tú que Dios puede ayudarte en medio de tu prueba?

Si has entendido esta enseñanza y estás conciente del inmenso poder, la sabiduría y el infinito amor de Dios no debes tener la más minima duda de que si pones en él tu confianza, él se hará cargo de tus problemas y los resolverá todos en su tiempo y conforme a su voluntad.

ORACIÓN:
Bendito Dios, Creador del cielo y de la tierra, te alabo de todo corazón por tu grandeza y magnificencia. Hoy acudo a tu gracia y misericordia y pongo todos mis problemas en tus manos poderosas. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

¡¡SER CRISTIANO SE TRATA DE SER COMO CRISTO!!



1 Corintios 11:1
“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.

Este es un versículo clave para todo aquel que quiera ejercer un liderazgo, sobretodo, dentro de la Iglesia.

Imitar es lo mas fácil que existe, es fácil imitar santidad, es fácil imitar alegría, es fácil imitar felicidad, definitivamente es fácil imitar las cosas que vemos, y más si se trata de cosas malas, puesto que esas son aun mas fáciles de imitar. Pero ¿Será fácil imitar a Cristo?

Creo que una de las personas más difíciles de imitar en el mundo es a Cristo, digo difícil, pero no imposible. Hay imitadores de cantantes mundanos y también de la farándula “Cristiana”, hay imitadores de estrellas de cine, hay imitadores de presidentes o de algún personaje famoso, pero ¿Por qué no hay muchos imitadores de Cristo?.

Imitar a Cristo significa negarte a ti mismo, tomar tu cruz y seguirlo, es aborrecer todo por su causa, imitar a Cristo significa amar profundamente a tu prójimo, perdonar a los que te ofenden, permitir que todos se acerquen a ti y darle palabras de vida para que restauren su vida.

Imitar a Cristo significa, hacer tesoros en el cielo, predicar las verdades del reino, estar dispuesto a morir por la causa del evangelio.

Imitar a Cristo es vencer la tentación, decirle no al pecado, vivir santamente y obedecer la voluntad de su Padre.

¿Verdad que es difícil imitar a Jesús?

Pablo era un hombre que desde su conversión comenzó a ser un imitador de Cristo, sin duda alguna es uno de los personajes bíblicos en los cuales nos será difícil encontrar errores, ya sea de personalidad o en su vida espiritual. Pablo era un hombre recto que tenía muy claro su llamado y los objetivos en su vida. Es por esa razón que Pablo al llevar una vida intachable en el Señor, con un testimonio integro podía decir con toda solvencia moral y espiritual: “Sed imitadores de mi”.

¿Cuántos de nosotros pudiéramos decir a las ovejas que están bajo nuestro cargo: “Sean imitadores de mi”?, la mayoría de lideres hoy en día se escudan en la excusa de: “no me tomen de ejemplo, tomen de ejemplo a Jesús porque el nunca falla”, y eso es TOTALMENTE CIERTO, pero ¿Por qué Pablo se atrevía a decir: Sed imitadores de mi?

¿Sabes porque?, Porque Pablo sabia donde estaba parado, sabia que su conversión era genuina y que el objetivo de su vida era agradar a su Padre y hacer su voluntad, es ahí en donde eso provocaba en Pablo el hecho de ser un hombre integro e intachable, puesto que los objetivos en la vida nos permiten ya sea ser íntegros o ser mediocres.

Ya basta de estarnos excusando en que somos humanos y cometemos errores, eso TODOS los sabemos, nadie lo duda, ¿Por qué mejor no meditamos por un momento en el hecho de tratar de ser intachables e íntegros en nuestra vida cotidiana? ¿Por qué mejor no comenzamos a decirle NO al pecado? ¿No sería mejor tratar de imitar a Cristo, a toda costa? ¿Eres cristiano no?, Entonces demuéstralo a través de imitar a Cristo, pero en TODO y en serio.

Te invito a que tomes la determinación de comenzar a vivir una vida santa y agradable delante de Dios, a tratar la manera de ser integro delante de El y por ende lo serás delante de los hombres, para que tengas la solvencia moral y espiritual de decirles a tus ovejas: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.


“Gracia y Paz”


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