viernes, 23 de agosto de 2013

ORACIÓN


ORACIÓN:

Padre santo, al conocer por medio de tu Palabra la manera en que me has amado, no tengo palabras para agradecerte. Gracias, mi Dios, por haberme librado de la condenación que yo merecía por mis pecados y mi desobediencia. Por favor, dame la fe y el valor para vivir conforme a esta libertad, obedeciéndote y agradándote en todo. En el nombre de Jesús, Amén.

¿CUÁNTO VALORAS EL REGALO DE LA LIBERTAD?



Lucas 4:16-21
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.

Este pasaje nos enseña que Jesús iba regularmente a la sinagoga en el día de reposo. Dice: “conforme a su costumbre”. Sin duda había muchas cosas con las que él no estaba de acuerdo, seguramente el servicio estaba muy lejos de ser perfecto, sin embargo Jesús nunca dejaba de reunirse con aquellos que se congregaban para adorar a Dios en el día establecido por la ley. En esta ocasión, al leer la afirmación hecha por el profeta Isaías más de siete siglos antes (la cual encontramos en el capítulo 61 de su libro), Jesús pone el sello divino sobre esta profecía y hace una de sus declaraciones más poderosas al pueblo judío cuando les dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. Aquí se presenta ante ellos como el Mesías del cual hablaban las profecías. La palabra griega que se utiliza para definir la frase “me ha ungido”, la cual pronuncia Jesús al referirse a “El Espíritu del Señor”, es la misma de la cual se derivan los términos Mesías (en hebreo) y Cristo (en griego).

Muchos consideran este pasaje como una descripción del trabajo que el Mesías vino a llevar a cabo en la tierra. Jesús vino a dar “buenas nuevas a los pobres”, no sólo a los pobres en el aspecto económico, sino a los pobres en el aspecto espiritual; vino a “sanar a los enfermos y a los quebrantados de corazón”; pero vino sobretodo a “poner en libertad a los cautivos y oprimidos”. Libertad de una esclavitud que va mucho más allá de una cárcel o unas cadenas. Es libertad de la condenación y de la muerte eterna.

Si tú has confiado en Jesucristo como tu Salvador, ya sea que te desenvuelvas independientemente en un país libre o que estés leyendo este mensaje en la celda de una cárcel, tú puedes disfrutar de esta libertad. Y aún más, has sido recipiente del precioso regalo de la vida eterna. La Biblia dice que nadie es digno de este regalo. Romanos 3:23 dice: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Y Romanos 6:23a dice que “la paga del pecado es muerte...” Pero el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario borró para siempre la deuda de nuestra culpa. Así dice Romanos 6:23b: “…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Por consiguiente tú eres libre y tienes absoluta seguridad en él. ¿Por qué Dios te ha dado este gran regalo? Simplemente porque él te ama y tiene algo maravilloso para tu vida. Jeremías 29:11 dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Dios desea que tú disfrutes de vida abundante, y logres grandes cosas para su reino y compartas el gozo de tu fe con otros.

Si estás luchando con dudas, rechazo, depresión o sentimientos negativos del pasado, recibe hoy este mensaje de esperanza y libertad. Dios envió a su Hijo a morir para liberarte de las ataduras del pecado. Tú eres perdonado y justificado gracias a su gran amor. Créelo de todo corazón y rechaza todo pensamiento negativo que el enemigo quiera poner en tu mente.

ORACIÓN:
Padre santo, al conocer por medio de tu Palabra la manera en que me has amado, no tengo palabras para agradecerte. Gracias, mi Dios, por haberme librado de la condenación que yo merecía por mis pecados y mi desobediencia. Por favor, dame la fe y el valor para vivir conforme a esta libertad, obedeciéndote y agradándote en todo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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