miércoles, 26 de junio de 2013

¿ERES EJEMPLO DE UN CREYENTE?


1 de Timoteo 4:12
"Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza"

Todo Cristiano(a) sin importar sexo, edad, condición económica o social, automáticamente cuando nace de nuevo ya tiene por default un Ministerio que cumplir: ser ejemplo.

Cualquiera que esta en Cristo es nueva criatura, debe de haber una diferencia enfática, categórica y explicita en todos los aspectos de su Vida. Debe de ser mejor, integro y limpio en sus palabras, manera de pensar, de actuar, en apariencia, sentimientos, emociones, en su trabajo, familia, y mas aun, no debe de ser un creyente cualquiera solo porque dice serlo, sino un creyente radical completo y verdadero; Ya que con su testimonio debe reflejar a Cristo viviendo en el, pues con su testimonio dicho Cristiano puede salvar almas para Cristo o bien perderles aun mas si su testimonio es negativo.

“Gracia y Paz”
Verdades Bíblicas



¿SABES CUÁL ES EL PROPÓSITO DE DIOS PARA TI?


Romanos 8:28-29
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos".

Cuando Dios creó el mundo hace miles de años, primeramente hizo los cielos, los mares, la tierra, el sol, la luna, las estrellas (Génesis capítulo 1). Después hizo los árboles, y todo tipo de animales. Finalmente hizo al hombre, y decidió hacerlo a su imagen y semejanza pues de esta manera podría vivir en comunión con él, lo cual era su propósito fundamental. En Génesis 1:26 leemos: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza..." Por cierto, la palabra hebrea que se usa aquí para definir a Dios es “Elohim”. Esta palabra está en plural, por lo que vemos claramente implícita la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) exponiendo el plan divino en relación al hombre.

A pesar de que la desobediencia de Adán y Eva trajo como consecuencia la separación del hombre de su Creador, el propósito fundamental de Dios en nuestras vidas continúa siendo hacernos “conformes a la imagen de su Hijo”, según nos dice el pasaje de hoy. Cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, él hace su morada en nuestro corazón en la forma del Espíritu Santo. Eso significa que cuando Dios el Padre nos mira, ve en nosotros la presencia de su Hijo. Pero hay muchas cosas en nuestras vidas que se oponen a esta imagen de Cristo en nosotros. Por lo tanto, a medida que crecemos en nuestra relación con Dios, el Espíritu Santo obra para quitar esas barreras que impiden nuestra intimidad con el Señor. Mientras se lleva a cabo este proceso, cada uno de nosotros puede ser llamado “una obra en construcción”.

Somos el proyecto principal de Dios. Este proceso se parece mucho al arte de esculpir. Cuando Miguel Ángel comenzó a esculpir su famosa estatua de David, eligió un pedazo de roca que había sido desechada. Más tarde, cuando le preguntaron cómo se las había ingeniado para producir esa obra maestra a partir de ese tosco pedazo de piedra, el artista respondió: “Yo no esculpí a David. Lo que hice fue ver a David en ese pedazo de roca y, usando mis herramientas, simplemente dejé que saliera”. Esto es lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Cuando él nos mira, ve a su Hijo Jesucristo. Luego, usa sus herramientas, es decir: las circunstancias, nuestros familiares, amigos, otras personas alrededor nuestro, las dificultades, los fracasos y los sufrimientos para quitar lo que está sobrando y “dejar salir" a Jesús. Piensa por un momento: ¿No te parece maravilloso que el Dios creador del universo vea en ti la imagen de su Hijo amado? ¿No sientes el deseo en tu corazón de hacer todo lo que esté a tu alcance por no ser un obstáculo en la transformación que se está desarrollando en tu vida?

¿Y cuál es mi parte en este proceso? Permanecer como aquel pedazo de roca de Miguel Ángel, sumiso, permitiendo que la obra del Maestro se lleve a cabo, sin interrumpirla. ¡Pero yo no soy una roca, yo tengo sentimientos! Cierto, pero si hacemos cada día el esfuerzo de rendirnos totalmente a Dios y someternos a su voluntad llegaremos al punto que en lugar de interrumpir sus planes nos uniremos a ellos y su obra se irá perfeccionando.

Gloria a Dios que tenemos la seguridad de “que el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Pero nuestra disposición a aceptar la voluntad de Dios determinará el tiempo que durará el proceso. Busca su rostro día tras día, escudriña su palabra, entrega a él esas áreas problemáticas de tu vida, y su Santo Espíritu continuará en ti su obra de perfeccionamiento.

ORACIÓN:
Padre santo, revélame esas áreas de mi vida que resultan un obstáculo para que tus propósitos se lleven a cabo en mí. Quiero someterlas a ti, para que tú las quites de mi vida y se haga visible el Cristo que vive en mí. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla