jueves, 23 de mayo de 2013

LA MAYOR NECESIDAD DE LA ESPOSA: EL AMOR



Efesios 5:33
“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”.

La clave para tener una esposa feliz: el amor

“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29).


¿Cómo te amas tu?

Si estás cansado duermes, si tienes hambre comes, si sientes frio te cubres, si necesitas ropa la compras… en fin, todo hombre siempre cubre las necesidades que su cuerpo le demanda. La Biblia habla de que en esa misma manera todo esposo debe amar a su esposa. La mejor manera de agradarla o hacerla feliz es sirviéndola, cuidándola y atendiendo sus necesidades todo el tiempo. En resumen, el amor de un esposo debe ser un acto de servicio permanente hacia su esposa.

La necesidad primordial de una mujer es sentirse y saberse amada y esa es una responsabilidad que tenemos todo esposo. El amor hacia su esposa debe ser sacrificado, algunos dejan a su esposa en último lugar, por ejemplo: Les dan el tiempo que queda después de hacer todo lo que les gusta, el dinero que queda después de satisfacer sus necesidades, caricias y halagos solo cuando quieren sexo, entretenimiento cuando no tienen nada más que hacer… El verdadero amor se muestra cuando se da algo que en verdad cuesta y esta es una forma de sacrificarse por ella.


Practicar el amor

Puede que muchos esposos sean unos expertos en cuestión de demostrar el amor a su esposa, pero estas son unas buenas sugerencias a la hora de practicarlo.

·      Provee todo lo que ella necesita y trata de cumplir sus deseos.
·      Admírala y consiéntela, hazla sentir muy importante en tu vida.
·      Cuéntale todos tus proyectos e inclúyela en ellos siempre que sea posible.
·      Escucha sus consejos y sugerencias.
·      Comunícate con ella durante el día.
·      Dile “te amo”.
·      Entérala de lo que pasa en tu vida.
·      Anímala para emprender proyectos y resalta sus capacidades.
·      Enséñale con respeto cuando se equivoque.
·      Controla sus malas reacciones como ira, mal humor o desánimo.
·      Se tierno, abrázala, trátala con delicadeza y palabras afectuosas.
·      Se paciente y reconoce sus fortalezas y debilidades.
·      Está pendiente de sus cambios emocionales y háblele de ellos: Si está triste, alegre, preocupada, emocionada y anímala a expresar todo lo que ella siente.
·      Esfuérzate por ser más romántico y pasar más tiempo juntos.
·      Cuídala, hazle el trabajo pesado, ayúdala en sus tareas varias y proporciónale pequeños descansos.
·      Hazla disfrutar de la intimidad sexual, tu serás el más beneficiado.
·      Busca la reconciliación cuando haya disgustos.

Si haces todo lo que está en tus manos para que tu esposa se sienta feliz, aun la mujer con carácter más difícil sucumbirá ante uno que la entiende y le da toda su atención. Persevera y pon todo el empeño en mejorar la comunicación con tu esposa para conocerla cada día más.

Tener un matrimonio de éxito es posible, solamente hay que cumplir con las responsabilidades que Dios nos dio en su Palabra. Da a tu esposa el amor que necesita y espera el respaldo de nuestro Padre Celestial. ¡Hazlo con gozo y podrás experimentar que el más beneficiado serás tu!


Reflexión:

El amor incondicional debe ser una decisión de todo esposo, para ello necesitas un corazón de siervo y la única manera de lograrlo es buscando e imitando a Jesucristo, siervo por excelencia.

En un hogar reina la fidelidad y la paz, cuando hay una esposa que se siente amada y valorada.

“Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas” (Colosenses 3:19).


“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios

¿POR QUÉ NO ENTENDEMOS EL PLAN DE DIOS?



1 Juan 5:13-15
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”.

El Señor nos ha dado a sus hijos su Santo Espíritu para enseñarnos a conocer su voluntad para nuestras vidas (Juan 14:26). ¿Por qué, entonces, tenemos dificultades para entender cuál es el plan de Dios para nuestras vidas?

Porque…

Tomamos decisiones basadas en las emociones. Cuando nos sentimos presionados, nuestro instinto es alejarnos de la causa del estrés o el dolor. En esos momentos, nuestra necesidad de eliminar las dificultades y la confusión de nuestra vida puede tener prioridad sobre el plan del Señor. Pensamos que no es posible que Él quiera que nos sintamos así, por lo que actuamos con la esperanza de que estamos haciendo su voluntad. Nuestro énfasis está en nosotros mismos, no en los propósitos de Dios.

Porque…

Nos enfocamos solo en lo inmediato. Muchas veces, venimos al Señor inquietos por lo que nosotros o nuestros seres queridos estamos enfrentando. No vemos cómo puede ser su voluntad tal situación. Nuestro enfoque a corto plazo nos impide ver los propósitos de Dios.

Porque…

Buscamos superficialmente. En nuestro deseo por obtener una respuesta, podemos tratar de conocer el plan de Dios haciendo cosas como: leer la Biblia, orar, ayunar, servir, adorar y ofrendar. Luego, satisfechos con lo que hemos hecho, presionamos al Señor por una respuesta inmediata, sin dedicarle el tiempo y la quietud que necesitamos para conocer su voluntad (Salmo 46:10). Pasar tiempo con nuestro Creador es una necesidad, no un lujo, y escucharle sin distracciones es esencial.

¿Cuánto estudio de la Biblia, oración o tiempo de espera necesito para descubrir la voluntad de Dios? El que sea necesario. ¿Estaré dispuesto a esperar?

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

¿ERES AYUDADOR Y MISERICORDIOSO?



Mateo 5:7
“Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia”.

¡Que gran deuda Dios nos ha perdonado! Cuando nos rendimos a los pies de Cristo y le pedimos que entrara a nuestro corazón, él demostró que “su misericordia es más grande que los cielos” (Salmos 108:4). Después de una larga carrera de pecado, engaño, e inmundicia, los que de verdad hemos recibido a Cristo en nuestro corazón hemos sido perdonados de esa montaña de culpa que nos pesaba y nos empujaba hacia el infierno. ¿Cómo podremos menos que amarle a él, y simpatizarnos y ser misericordiosos con aquellos que aun sufren o están “destituidos de la gloria de Dios”, así como nosotros lo estuvimos? (Romanos 3:23).

Al que no le importan los problemas ni el sufrir de otros, y no extiende ayuda y misericordia, demuestra que él mismo nunca ha experimentado el perdón de Dios. Por todo esto, nuestro Amado Padre nos exhorta: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:31-32).


“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

¿CÓMO SE ORIGINÓ LA VIDA?



Salmo 19:1
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos".

En la sección “La vida científica”, de un importante periódico apareció la siguiente declaración: “La ciencia permanece impotente ante un misterio que obsesiona al hombre desde los tiempos más remotos. ¿De dónde viene la vida? ¿Es un proceso evolutivo químico, natural, en el que los “ladrillos” de la vida se juntaron poco a poco, o proviene de una intervención divina? Nadie ha podido dar una respuesta científica”.

Ciertamente tal conclusión es frustrante: la ciencia explora el espacio y hace prodigiosos descubrimientos en todas las esferas de su competencia. Llevó al hombre a la luna y explora las fronteras de nuestro sistema solar, descifra la luz que nos llega de galaxias infinitamente lejanas, puede modificar el código genético de las células, ha logrado progresar de manera extraordinaria en la tecnología de las computadoras y las comunicaciones. Sin embargo, nos deja sin respuesta frente a las sencillas y lógicas preguntas que se formula todo ser humano: ¿Por qué estoy en la tierra? ¿Cuál es el verdadero origen de todo lo que existe?

La ciencia ha tratado de encontrar una explicación, y de ese intento surgió la famosa “Teoría de la Evolución” de Charles Darwin, la cual no ha pasado nunca de ser simplemente esto: una teoría que nunca ha podido ser demostrada, y que según otros estudios científicos no tiene una fuerte base de credibilidad. Ciertamente Dios puede hablar a todos estos científicos de la misma manera con que convenció a Job de su ignorancia: "¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas?" (Job 38:4-11)

La Biblia nos dice concretamente en el libro de Génesis, capítulo 1, versículo 1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Una afirmación corta pero extremadamente profunda y poderosa. Define el origen de la vida producto de la mano de Dios. Si creemos de corazón la palabra escrita en este primer versículo de la Biblia, no tendremos ningún problema en creer todo lo que el resto de la Biblia nos dice, pues no puede existir alguna duda de Aquel que tuvo el poder de crear de la nada todo lo que existe. Dice Deuteronomio 3:24: "Señor Dios, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?”

La ciencia explora el cosmos, la Biblia nos revela su Creador. También nos revela nuestro origen y destino. Al leerla, descubrimos el magnífico plan del Dios Todopoderoso, quien ama a cada una de sus criaturas al punto de haber dado a su Hijo para salvarlas de la condenación eterna. Entonces nos damos cuenta que Dios nos creó con el fin de amarnos y vivir en comunión con nosotros. Cuando tenemos esta seguridad en nuestro corazón, podemos vivir tranquilos y confiados en la protección, provisión y cuidado de nuestro Creador. Y podemos afirmar categóricamente: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”, como escribiese el apóstol Pablo en su carta a los Romanos.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios”, afirma el salmista en el pasaje de hoy, y finaliza este Salmo con estas palabras: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Señor, roca mía, y redentor mío”.

La ciencia tiene límites. La sabiduría y el poder de Dios son ilimitados. Disfrutemos de la creación, y alabemos al Creador con palabras de alabanza que salgan de nuestras bocas cada día de nuestras vidas.

ORACIÓN:
Bendito Dios, Creador del cielo y de la tierra, te alabo de todo corazón por tu grandeza y magnificencia. Ayúdame a bendecirte cada día y agradecerte porque me permites disfrutar de las maravillas de tu creación. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla