jueves, 18 de abril de 2013

¿CUÁL ES TU NECESIDAD?



Éxodo 3:7-14
“Dijo luego el Señor: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY”.

Moisés estaba tranquilamente apacentando las ovejas de su suegro (Éxodo capítulo 3). Allí Dios se le apareció en medio de una zarza ardiendo y lo llamó para exponerle el plan que él había concebido para el pueblo de Israel, que estaba esclavizado en Egipto. Ciertamente fue algo totalmente inesperado, pero lo que más impactó a Moisés fue el hecho de haber sido él el escogido por Dios para llevar a cabo tan extraordinario plan.

Considerándose totalmente incapaz de ejecutar tamaña encomienda, inmediatamente Moisés comienza a argumentar con Dios acerca de sus calificaciones, o más bien la falta de ellas, para una misión de esa envergadura. Primero Dios le dice simplemente: “Ve, porque yo estaré contigo.” ¡Impresionante! El Dios todopoderoso le promete que él estará a su lado en esa empresa. Pero Moisés continúa insistiendo en su incapacidad, y le dice: “Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?” A lo que el Señor responde: “YO SOY EL QUE SOY.” ¡Qué tremendo que con una frase Dios define su omnipotencia, su sabiduría infinita, su determinación, su amor, su misericordia, su justicia! O sea, “Yo Soy lo que sea necesario ser en un momento determinado” “¡Lo que tú necesites, eso Soy Yo!”

Así, Dios manifestó su poder por medio de las plagas que azotaron a los egipcios; más tarde, una vez salieron de Egipto, abriendo las aguas del Mar Rojo; proveyéndoles el maná del cielo para su alimentación, sacando agua de la peña para calmar su sed. Les proveyó una columna de nubes durante el día para guiarlos y protegerlos del ardiente sol y una columna de fuego por la noche para alumbrarles. En fin, en cualquier circunstancia por difícil que fuera, Dios siempre proveyó la solución. YO SOY EL QUE SOY se manifestó en todo momento de acuerdo a la necesidad existente.

Por eso podemos tener la completa seguridad de que podemos llegarnos a nuestro Padre celestial e invocarle de acuerdo a nuestra necesidad. En medio del sufrimiento, acudimos al Dios del consuelo; en nuestra confusión, invocamos al Dios que enseña; cuando estamos enfermos, oramos al Dios sanador; en medio de la tormenta, clamamos al Dios de paz. Cualquiera sea nuestra necesidad, material, física o económica, el Señor puede suplirla, como dice Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Y Hebreos 4:16 nos exhorta a acercarnos al Señor: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” El oportuno socorro es exactamente lo que necesitamos en un cierto momento, y cualquier cosa que esto sea lo recibiremos en el preciso momento, por la misericordia de Dios.

Cualquiera que sea tu necesidad en este momento, clama a Dios y él te responderá, dice Jeremías 33:3. Ten fe, pues YO SOY EL QUE SOY está en control y él resolverá tu problema por imposible que parezca delante de tus ojos.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te doy gracias porque en cualquier situación que me encuentre, por difícil que sea, puedo acudir a ti en busca del oportuno socorro. Aumenta mi fe para que yo no dude un instante de que tú eres más que suficiente para resolver todos mis problemas. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

MÁS PODEROSO QUE TODA LA ENERGÍA DEL MUNDO



Salmo 104:24
“¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios”.

Ayer hablamos de esos miles de millones de galaxias que pueblan el Universo. Pero lo infinitamente pequeño es igual de prodigioso. ¡Un simple grano de sal contiene varios miles de millones de átomos! Cada átomo puede ser comparado a un sistema solar en cuyo centro se halla un núcleo solar. En torno al núcleo giran electrones a la velocidad de unos 300,000 km. por segundo. Una fuerza increíble une los protones y los neutrones que forman el núcleo: es la energía nuclear.

¡Qué maravilla es la materia! Es la energía concentrada. ¡Qué poder, qué dinamismo! ¡Todo lo que puedo ver es la sede de un movimiento y de una energía increíbles! La Biblia nos dice: “Lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3). Al pensar en ello me quedo sorprendido, maravillado. Sin embargo Dios, quien creó todo, es más poderoso, más rico, más maravilloso que todo lo que puedo ver o imaginar.

Alguien escribió: «En efecto, ¿quién puede considerar lo que Dios hace sin llenarse de admiración? Es grandioso contemplar el poder de un grano de trigo. ¡La mente atenta queda fascinada! Pero como los hombres cesaron de considerar las obras de Dios, las cuales deberían hacerles alabar cada día al Creador, Dios decidió, por así decirlo, llevar a cabo una obra aún más extraordinaria para despertar a los hombres que estaban como dormidos. Un hombre, Jesucristo, resucitó de entre los muertos».

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

“SI VIVIMOS POR EL ESPÍRITU, ANDEMOS TAMBIÉN POR EL ESPÍRITU”



Salmos 16:1
“Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado”.

Tenemos miedo de caernos desde niños. Caerse es el tema número uno de los “Videos más humorísticos”. Como cristianos, a veces tenemos miedo que tal vez nos podemos caer de nuestra posición de salvos en Cristo y volver al mundo, al pecado, y al amor propio. Es posible que esto pase por una temporada. Pero si en verdad hemos entendido que Jesús murió por nuestros pecados, y si lo realmente lo hemos recibido como nuestro Salvador por el arrepentimiento y por la fe, Perteneceremos a ÉL.

Tus pecados fueron puestos en Cristo, y la justicia de él fue puesta en ti. Después de esto, si caminas en el Espíritu, tendrás una vida provechosa de gozo, paz, y triunfo. Pero si no, tendrás una vida miserable de caerse, de levantarse, y luego de volverse a caer. Y si regresas a la vida de los que no son salvos y te quedas así, es posible que Dios permita que “seas entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (1 Corintios 5:5) “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:5).

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

BUENA SOMBRA, BUENA PROTECCIÓN



Salmo 91:1.
“El que habita al abrigo del altísimo morará bajo la sombra del omnipotente”.

A veces nos encontramos bajo un caluroso y ardiente sol y de repente aparece la copiosa sombra de un frondoso árbol, lo que constituye una agradable e incomparable sensación. En el orden espiritual sucede lo mismo. Cuando tu no tienes a Cristo en tu vida, es como si anduvieras en un ardiente sol, te sientes desorientado sobre el curso que tu vida tomará en el futuro.

Inmediatamente vienes a Cristo, encuentras la sombra de Dios, la sombra del Omnipotente, y esta sombra espiritual te acompañará en toda circunstancia, “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán, cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).

Sin Cristo estamos desprotegidos, nos hacemos vulnerables a las huestes del enemigo de las almas.

Cristo estará contigo, tus temores se irán y Dios te esforzará y te ayudará, “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

Los tiempos actuales, nos recuerdan las cruentas guerras que se libraban contra Israel por su desobediencia, pero esas eran guerras con caballos, lanzas y espadas. Hoy se libra la guerra espiritual, y ya no es con ejército ni con fuerza, es con el Espíritu Santo como nuestro guía que podremos vencer en el nombre de Jesucristo, “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).

No importa por lo que estés pasando, nada ni nadie podrá atemorizarte si estás en Cristo, “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?”.

Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27:1).

En grandes guerras se requieren de grandes decisiones, y este es el momento de tomar la gran decisión de tu vida, que se llama Jesucristo.

Jesús será tu luz y con Él tendrás  “BUENA SOMBRA, BUENA PROTECCIÓN”. Él será tu refugio, aunque el enemigo quiera combatirte, “Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo” (Salmos 61:3).

Jehová será tu fortaleza, tu escudo, no lo pienses, ven a Cristo, “Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste” (2 Samuel 22:3).

Aunque el enemigo se levante como río, Jehová levantará bandera sobre él, “Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59:19).

ORACIÓN:
Gracias Jehová Dios por tu Palabra. Gracias por tu Santo Espíritu que nos guía hacia toda verdad y justicia. Gracias Padre Celestial por tus bondades, por tus misericordias y por tu infinita gracia que no permite ver la luz del nuevo día. Glorifícate en todos y cada uno de mis hermanos de la Fe, y en todos los que aun no han sido alcanzados por tu palabra, sana a los que se encuentren enfermos, cúbrelos bajo tu manto Dios mío, en el nombre de Jesús. Amén.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

UN NEGOCIO TEÑIDO DE ROJO



Génesis 25:29-34
“Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”.

Un día leí una anécdota muy interesante sobre un hombre de Dios que llegaba a tomar el cargo de una congregación a un pueblo y me llamó mucho la atención, es una anécdota muy interesante y sobre todo muy instructiva y quiero compartirla, dice así:

Hace años un predicador se mudó para Houston, Texas. Poco después, se subió en un autobús para ir al centro de la ciudad. Al sentarse, descubrió que el chofer le había dado una moneda de más en el cambio. Mientras consideraba que hacer, pensó para sí mismo, “Ah, olvídalo, es solo una moneda. ¿Quién se va a preocupar por tan poca cantidad? De todas formas la compañía de autobús recibe mucho de las tarifas y no la echarán de menos. Acéptalo como un regalo de Dios”. Pero cuando llegó a su parada, se detuvo y, pensando de nuevo, decidió darle la moneda al conductor diciéndole: “Tome, usted me dio esta moneda de más”. El conductor, con una sonrisa le respondió, “Se que eres el nuevo predicador del pueblo. He pensando regresar a la iglesia y quería ver que harías si yo te daba cambio de más”. Se bajó el predicador sacudido por dentro y dijo: “Oh Dios, por poco vendo a Tu Hijo por una moneda”.

Ésta anécdota me hizo pensar en la historia narrada en Génesis 25:29-34, donde habla de dos hermanos mellizos conocidos como Esaú (el hermano mayor) y Jacob (el hermano menor), que un día hicieron un negocio que les cambió la vida para siempre a ambos. Ser el primogénito era muy importante para los hebreos, porque sucedía al padre como cabeza de familia. Si era “unigénito”, heredaba todo, y si había otros hermanos, heredaba doble parte que los demás, por lo tanto era codiciable poder contar con el favor de la primogenitura. Esaú era mayor que Jacob por escasos minutos de diferencia, esto nos hace suponer que Jacob deseaba este privilegio por sentir que era muy poca la diferencia de edad entre ambos y que por lo tanto podía merecerla. Dice la Biblia que un día Jacob preparó un potaje [plato de verduras cocidas, un plato de lentejas rojizas, que probablemente contenía cebollas y ajos para darle buen sabor] y que regresando de una fuerte jornada de trabajo, Esaú hambriento pide a Jacob que le convide de lo cocinado. Su hermano le dice: primero véndeme tu primogenitura. Y sin pensar y sin darse cuenta de lo que están pidiéndole, sin detenerse por un momento Esaú responde: He aquí, estoy a punto de morir; ¿de qué me sirve, pues, la primogenitura? Una respuesta tan precipitada, tan poco inteligente, carente de razonamiento y sensibilidad, que conlleva a un error garrafal y que le cobraría a Esaú una factura muy grande.

En la anécdota el predicador meditó por un periodo de tiempo la decisión de, si se quedaba con la moneda o la devolvía, luego de establecer si era correcto o no, toma la mejor decisión y la devuelve. Por el contrario, Esaú prácticamente regala su primogenitura por un plato de lentejas, él ni siquiera escuchó las palabras de su hermano, pues estaba literalmente ciego por su interés en saciar su apetito voraz, su sed, su cansancio en lugar de detenerse a pensar en las consecuencias. El predicador valora su integridad, a Esaú le importa un comino su privilegio.

¿Será posible no valorar lo que poseemos? ¿Cuánto vale para un verdadero creyente una vida de santidad pura e integra? ¿Podremos manchar por una miseria nuestra relación con Jesús? ¿Cuánto vale Jesús para nosotros? El mundo y sus placeres ponen a prueba día con día que tan buenos o malos negociantes podemos ser. Cada día el enemigo busca la manera de presentarnos un “plato de lentejas” que pueda seducirnos e invitarnos a satisfacer nuestros deseos carnales y tomar malas decisiones. Vivimos en un mundo en el que la maldad impera y está a la orden del día. Existen tantas propagandas que minan nuestra mente, incitándonos, ya sea a beber licor, a ver pornografía, a tener relaciones sexuales, a visitar lugares que no podemos pagar, a gastar dinero que no tenemos, a arriesgar nuestra propia salud a cambio de tener un cuerpo escultural. Así mismo existen personas, en el trabajo, en la universidad, en la casa, en la calle, en todas partes, que continuamente están tratando de probarnos y ver que tan firmes estamos en nuestra búsqueda por una relación integra con nuestro señor Jesús.

En levítico 20:7 dice: “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo soy el Señor vuestro Dios”. Es una orden directa y estricta de parte de Dios para la forma de cómo debería ser nuestra actitud ante las tentaciones y el pecado. Ya que por mas hambriento de éxito que pueda estar un ser humano, no debe negociar su integridad; por más cansado de las dificultades de la vida, no puede negociar por una salida fácil; por más presionado que estés por el mundo que te invita a tener sexo antes y fuera del matrimonio, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). No hay tregua para un verdadero hijo de Dios. La vida de santidad no es algo que se pueda negociar con el diablo, no podemos correr riesgos tontos, porque los daños pueden ser crueles. Debemos de ser santos y conducirnos con temor reverente [a Dios] en esta vida (1 Pedro 1:17b), no exponiéndonos al pecado. No dejando que los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1 Juan 2:16) dirijan nuestra forma de vivir. Ante el acecho de quienes quieren que fallemos la advertencia es: “Si los pecadores te quisieran engañar, no consientas” (Proverbios 1:10). El consentir es sinónimo de ponerse de acuerdo, es aceptar el engaño, entonces es literalmente no estés de acuerdo con los pecadores. La vida de santidad es como los cheques protegidos que dicen “NO NEGOCIABLE”.

Nuestro Padre celestial quiere que los Cristianos vivamos vidas que lo glorifiquen, y ¿de qué forma?, valorando nuestra vida espiritual, renovándola diariamente, alimentándonos no con un “plato de lentejas” sino con la meditación de la Palabra de Dios todos los días. Tomando buenas decisiones guiadas con base en la voluntad de Dios.

Finalmente, recordemos que Jesucristo es el Señor, es quien nos ha comprado, es quién nos ha libertado. Una vida pecaminosa simplemente no vale nada. Sin embargo, Jesús pagó el precio y estuvo dispuesto a hacer UN NEGOCIO TEÑIDO DE ROJO, y a darnos el REGALO DE LA VIDA ETERNA, la cual es un regalo invaluable e incomparable, por lo tanto nada en este mundo vale tanto como para no valorar el regalo de Dios. La salvación es un regalo tan grande que no debemos descuidar (Hebreos 2:3), y mucho menos… ¡¡negociar!!

Hagamos lo imposible por vivir una vida de santidad como Dios quiere.

Romanos 8:38-39
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
  
“Gracia y Paz”
Reflexiones Cristianas

LA BUENA BATALLA



2 Timoteo 4:7
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.

Será más fácil batallar, si entendemos de manera correcta por qué Pablo le llama: “La Buena Batalla”.

Primero: es una buena batalla porque el enemigo de nuestro gozo es malvado. El enemigo es la incredulidad, y las fuerzas satánicas que hay detrás de ella y los pecados que vienen con ella. Cuando nosotros nos preparamos para combatir las fuerzas que tratan de hacer que nos deleitemos en nosotros mismos o en nuestros logros, o en nuestras posesiones más que en Dios, nosotros nos oponemos a un enemigo muy malvado. Por lo tanto, eso es una “Buena Batalla”.

Segundo: es una Buena Batalla porque no somos abandonados a nuestra propia fuerza en la batalla. Si así fuera: “Nuestros esfuerzos estarían perdidos”. En otras palabras, cuando un hijo de Dios lucha por el gozo en Dios, el mismo Dios es el que está detrás de esa batalla, dándonos la determinación y el poder para derrotar al enemigo (Filipenses 2:12-13). No somos abandonados a nuestra suerte para sostener el gozo de la fe. Dios pelea por nosotros y en nosotros. Por lo tanto, la batalla de la fe es una Buena Batalla.

Tercero: es una Buena Batalla porque no es una lucha para llevar una carga, sino una lucha para permitir que alguien lleve una carga por nosotros. La vida de gozo en Dios no es una vida cargada de peso. Es una vida aligerada. La batalla por el gozo es la batalla de confiar en Dios con las cargas de la vida. Es una batalla para ser libres de la preocupación. Es una batalla por la esperanza, la paz y el gozo, los cuales están amenazados por la incredulidad y la duda en las promesas de Dios. Y como la libertad, la esperanza, la paz y el gozo, son cosas buenas, la Batalla para preservarlos es Buena.

Cuarto: la batalla de la fe es buena porque, a diferencia de la mayoría de las batallas, no implica exaltación, sino humillación. La mayoría de las batallas no son buenas porque son un orgulloso intento de probar nuestra propia fuerza a costa de otras personas. Pero la batalla por el gozo es justamente lo opuesto. Es una forma de decir que somos débiles y necesitamos desesperadamente la misericordia de Dios. Por lo tanto, la lucha por el gozo es una Buena Batalla.

Quinto: la batalla por la fe es buena porque por ella Dios es grandemente glorificado. Cuando nos dedicamos a resistir al poder idolatra de cada anhelo, cada deseo, cada placer que no es de Dios, entonces Dios es exaltado como el Tesoro supremo de nuestra vida. Batallar contra todo gozo extraño evidencia que conocemos el infinito valor de Dios. Por lo tanto, la batalla por el gozo es una Buena Batalla.

Que Dios nos permita poder decir lo que Pablo dijo al final de su vida: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7). Conservar la fe por toda la vida es el resultado de pelear La Buena Batalla por toda la vida, y por lo tanto también poder decir: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:8).

“Gracia y Paz”
Vida Cristiana

LO QUE LA INFALIBLE PALABRA DE DIOS NOS ANTICIPA



Apocalipsis 6:5-6
“Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”.

En todo el mundo los alimentos de primera necesidad han experimentado alzas en sus precios sin precedentes en los últimos años. Los lácteos, el arroz y el pan son los que mas demanda tienen y son los que mas han tenido las mayores alzas de precios entre los productos comestibles. Los fuertes incrementos se repiten en servicios básicos, como agua, gas licuado y electricidad, los que registran alzas jamás vistas.

Los precios de los alimentos están por las nubes por culpa de factores tan variados como las sequías que padecen algunos países; las inundaciones en otros; Las duras heladas en otros más y la masiva producción de etanol en Estados Unidos y Europa para evadir el encarecimiento del petróleo; lo que provoca todo esto que muchas frutas y verduras adquieran el rango de verdaderos "lujos".

Este lóbrego panorama, no es más que una antesala de lo que se avecina a la tierra. Como en otras ocasiones ya lo hemos dicho y aún en medio de críticas, el juicio de Dios se aproxima a pasos agigantados.

El texto de Apocalipsis que encabeza este artículo, nos predice un período de escasez de alimentos básicos y un alza increíble de los precios. El denario era el salario diario de un obrero, lo que nos permite dimensionar el costo de la vida que habrá en ese período. Un obrero podrá comprar una mínima porción de alimentos básicos solo por el día, mientras que productos de segunda necesidad como “el vino y el aceite” solo serán reservados para los poderosos de este siglo. Y si las personas carecen de medios para comprar pan, ¿de dónde podrán comprar vino y aceite? Lo que esta ocurriendo hoy en el mundo, donde los alimentos y los servicios de primera necesidad van en una constante alza en sus precios, ¿no nos debería hacer meditar en lo que la infalible Palabra de Dios nos anticipa?

Todo lo que acontece, la violencia inusitada, la guerra por el poder, las amenazas de guerra entre las grandes potencias, el acelerado calentamiento global, las sequías, las inundaciones, los terremotos, las ondas polares, la extinción de especies marinas, y un exagerado incremento del costo de la vida, son solo una antesala de lo que se avecina. Si los hechos analizados y profetizados por la Biblia en el Apocalipsis se están manifestando con tanta nitidez ¿cuanto más cerca esta el día del anhelado arrebatamiento de la iglesia? ¡Ven Señor Jesús!

“Gracia y Paz”
Gracia y Misericordia