lunes, 15 de abril de 2013

¿POR QUÉ DIOS PERMITE QUE NOS SUCEDAN COSAS DESAGRADABLES?




DANIEL 6:7-28
“Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición. Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición. Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle. Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase. Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño. El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios. Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos. Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones. Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa”.

Si Dios permitió que Daniel que era su siervo fiel fuera echado en el foso de los leones, justamente por serle fiel. ¿Qué destino esperan aquellos que nunca pronuncian el nombre de Dios con respeto?, ¿Aquellos que viven en esta tierra, como si El no existiera?, ¿algunos que se autonombran creyentes, pero su conducta revela otra cosa?, ¿los que se dicen yo se que Dios está conmigo?, de cualquier denominación que sean y con sus hechos se ve a las claras que no temen ofender ni a los hombres ni a Dios. Que dicen amar a las personas pero las critican a sus espaldas, planean males contra otros, tienen sus mentes llenas de malos pensamientos, tienen su confianza puesta en el dinero, en las posesiones, en sus trabajos, en su status social, en sus títulos universitarios. Olvidan que un día todas estas cosas perecerán con ellos, que ni su dinero les comprara la salud, ni un segundo más de vida del que Dios les otorgue.

Muchos dicen si existiera Dios no dejaría que esto pase ¿que pasen qué cosas?, ¿Que paguemos las consecuencias de nuestras malas decisiones?, ¿Qué hayamos desobedecido a nuestros padres y después nuestras vidas sean un desastre? ¿Que vivamos como se nos dé la gana, sin pensar en nada ni en nadie?, porque decimos, mi vida es mi vida y hago lo que quiero, pero cuando nos sucede algo trágico nos acordamos de Dios y decimos si existiera no permitiría que esto me suceda. Tú permitiste que te suceda, porque no quisiste escuchar, porque vives ignorando que El existe, porque crees que Dios se presentará delante de ti cada vez que vas a cometer un error y te va a señalar con un dedo diciéndote no lo hagas, pero El no obra así. Y te digo más… aunque lo hiciera, lo ignorarías, seguirías tu camino y harías lo que quieres, porque no lo reconocerías.

“Si el justo con dificultad se salva” dice la Biblia, y tenemos vidas complicadas y difíciles, por lo tanto… que esperan todos aquellos que nunca han intentado acercarse a El, y todavía lo culpan o dicen si yo me muero, ¡voy al cielo!. ¿Estas seguro? No permitiré que nadie delante de mí le eche la culpa a Dios de nada de lo que ocurra. Porque nosotros sus hijos, también pasamos pruebas, sufrimos muertes en la familia, nos enfermamos, tenemos tiempo de escasez, nos traicionan, nos abandonan, nos son infieles, nos critican, nos insultan, y también moriremos. Porque todos moriremos, los santos y los impíos, ¿cómo y cuando? es solo anecdótico, ¡pero moriremos!

La diferencia es que los hijos de Dios, los verdaderos hijos de Dios, sabemos adónde iremos cuando abandonemos este envase de carne y huesos, y los que nunca pensaron en Dios, aunque aparenten ser “buenas personas”, no saben adónde irán… por eso temen tanto a la muerte, porque no saben que sigue después.

Por esa razón Daniel al estar en el foso de los leones, tuvo miedo como cualquiera, pero su confianza seguía estando en Jehová, sabía que si vivía, sería para la Gloria de Dios y si moría estaría en su seno.

La razón de porque nos suceden tantas cosas a los hijos de Dios, es porque mientras estemos en esta tierra, sufriremos todas las cosas que le suceden a los humanos, pero las viviremos sabiendo que hay un propósito de Dios en cada una de ellas: fortalecernos, hacernos sabios, aceptar su voluntad, mostrar su victoria a través de nuestras vidas y no negar nunca su nombre.

Mateo 10:33
“Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.

“Gracia y Paz”
By. Graciela Mesa
Aprendiendo la Sana Doctrina

RENOVARSE COMO EL ÁGUILA



Salmo 103:5
“(Dios) es quien… sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”.  

Isaías 40:31
“Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas”.

Dotado de poderosas garras, de una vista aguda y de un temible pico, el águila se alimenta de reptiles, pájaros o pequeños mamíferos. Desde el cielo domina los prados y los bosques…

Cuando envejece, alrededor de su pico se forman verrugas, lo que con el tiempo lo impide alimentarse. Pero el águila no quiere dejarse morir de hambre. Entonces restriega con fuerza su pico contra las asperezas de las rocas hasta que las membranas sean cercenadas y su pico liberado. ¡Así puede saciarse nuevamente con los festines de las praderas!

Quizás a esto alude el primer versículo del encabezamiento, que invita al creyente a un rejuvenecimiento espiritual en el ocaso de su vida. Sí, con el correr del tiempo las fuerzas físicas disminuyen y llegan las flaquezas. El cansancio y el desaliento pueden alcanzar al creyente, pero las promesas del Señor son dadas para todas las edades y circunstancias de la vida.

Mediante la energía de la fe, el creyente cansado debe alimentarse con las certezas que ofrece la Palabra de Dios, quien no puede mentir. Contar con él cada hora, día tras día, es el secreto de una fuerza renovada y de una paz estable. Entonces, como el águila, el creyente puede elevarse por encima de las circunstancias de la vida, en lugar de ser prisionero de ellas, y acercarse a Dios, quien siempre está dispuesto a renovar sus fuerzas espirituales.

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

CONFIANZA AL ORAR



Mateo 7:7-11
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

A veces, nos volvemos impacientes en nuestra vida de oración. Podemos enojarnos, o simplemente darnos por vencidos y llegar a la conclusión de que Dios no nos escucha cuando no responde nuestras oraciones de inmediato o de la forma exacta que esperábamos. La verdad es que Dios se deleita en responder nuestras oraciones, y ha dado abundantes promesas que deben motivarnos a hablar con Él. Si entendemos lo que Jesús estaba diciendo en Mateo 7, podremos orar con mayor confianza.

Pedir es la parte fácil. Pedimos ayuda para hacer nuestro trabajo o protección para nuestros hijos. E incluso, pedimos estar más cerca de Dios.

Sin embargo, algunas veces necesitamos hacer algo antes de que Dios dé una respuesta a nuestras oraciones. Por ejemplo, si le decimos a Dios: “Señor, ayúdame a entender la Biblia”, debemos proceder a abrir la Biblia y comenzar a leerla.

Por último, llamar demuestra que estamos viniendo al Señor con un sentido de dependencia de Él. Reconocemos que no podemos manipular una respuesta a nuestras peticiones, sino confiar en el la voluntad de Dios. Además, nuestra capacidad de “llamar” es incomparable, porque nuestro Dios está interesado en nosotros.

El Señor Jesús utiliza las palabras pedir, buscar y llamar, de tal manera que nos anima a “pedir y seguir pidiendo; buscar y seguir buscando; llamar, y seguir llamando”. En la Biblia, la oración es comparada con el incienso, lo que implica una corriente continua que fluye de nosotros hasta llegar al cielo. ¿Estás tu ofreciendo una fragancia continua al Señor por medio de tus oraciones al Él?

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

¿CÓMO IMPACTAS LA VIDA DE LOS QUE TE RODEAN?



Mateo 5:13
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres”.

A todos nos gustaría ser recordados como personas que causaron un impacto agradable y perdurable en la vida de otros. El problema es que tendemos a centrarnos tanto en nosotros mismos que con frecuencia no impactamos de manera apreciable ni siquiera la vida de nuestros vecinos más cercanos. Por regla general, es nuestro carácter lo que determina el éxito o el fracaso que tengamos al afectar la vida de los demás, pero en última instancia es nuestro impacto espiritual lo que realmente le interesa a nuestro Padre celestial.

En el pasaje de hoy, parte del Sermón del monte, Jesús asemeja al creyente con la sal, la cual es un elemento que puede modificar o transformar todo aquello con lo que entra en contacto. La sal realza el sabor de los alimentos. Cuando echamos un poco de sal a una comida insípida, la disfrutamos más al saborearla. Los cristianos debemos afectar positivamente la vida de aquellos que nos rodean, dirigiéndolos a Jesús, y mostrándoles con nuestro testimonio una vida de una calidad superior a la de ellos.

La sal preserva la comida. En el mundo antiguo, la sal era el más común de todos los preservadores. Se usaba para impedir que los alimentos se pudrieran o corrompieran, pues detenía el proceso de putrefacción. El cristiano debe ser el elemento antiséptico y purificador en cualquier grupo en que se encuentre presente. Debe ser la persona que, con su sola presencia, detiene la corrupción producida por el pecado y actúa como agente restaurador, actuando como instrumento del Señor.

La sal tiene también propiedades curativas. Una cucharadita de sal en un vaso de agua tibia es excelente remedio para una garganta irritada. Unas pocas gárgaras producen inmediata mejoría. Esta misma solución puede usarse para tratar las llamadas “aftas bucales”, que no son más que pequeñas llagas en la boca. Unos cuantos enjuagues las sanan en la mayoría de los casos. Y esta agua de sal puede también sanar y cicatrizar pequeñas heridas en la piel. De la misma manera, el médico divino, Jesucristo, puede usarnos para consolar y sanar las heridas emocionales de aquellos que están sufriendo en medio de una prueba.

Seamos como la sal dando sabor a la vida de los que nos rodean; actuemos de manera que sean preservados de la corrupción y el deterioro moral y espiritual de este mundo, y sirvamos como un elemento que traiga consuelo y sanidad espiritual. Para ello debemos tener muy en cuenta la advertencia del Señor: La sal puede volverse insípida, y entonces “para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres”. Nosotros debemos mantener nuestra pureza y nuestro sabor andando en el Espíritu y rechazando las cosas del mundo. Dice 1 Juan 2:15: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. Cuando el amor del Padre está en nosotros, los demás serán influidos positivamente por nuestro testimonio.

Es nuestra responsabilidad avivar en nuestras vidas el poder transformador del Espíritu Santo, leyendo la Biblia y orando diariamente e imitando a Jesús en todo, de manera que su vida sea reflejada en la nuestra.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me ayudes a ser la sal de la tierra que tú esperas que yo sea. No permitas que se desvanezca en mí el poder transformador de tu Espíritu, sino que cada día sienta yo con más fuerza tu presencia y tu amor para poder ser instrumento tuyo dondequiera que me encuentre. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

¡¡REGOCÍJATE EN EL SEÑOR SIEMPRE!!



Filipenses 4:4
“Gozaos en el Señor siempre: otra vez digo: Que os gocéis”.

Si obedeces este mandamiento, nunca tendrás depresión. Ve que bueno es nuestro Señor. Él quiere que estemos felices y que nos regocijemos: y nuestro gozo debe estar en ÉL. Regocíjate que Jesús pagó tu deuda, muriendo por tus pecados. Regocíjate porque él resucito. Regocíjate porque tu nombre está escrito en El Libro de la Vida de Dios. Regocíjate porque Jesús te está construyendo una mansión en el cielo.

Si todavía no te has arrepentido de tus pecados, regocíjate que lo puede hacer ahora, mientras hay tiempo. Regocíjate porque la ciudad celestial está a la vista, con sus puertas abiertas, y un letrero grande que dice, Bienvenido. Regocijaos en el Señor siempre… Otra vez digo: ¡Regocijaos!

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

ORACIÓN




Padre santo, te ruego me ayudes a ser la sal de la tierra que tú esperas que yo sea. No permitas que se desvanezca en mí el poder transformador de tu Espíritu, sino que cada día sienta yo con más fuerza tu presencia y tu amor para poder ser instrumento tuyo dondequiera que me encuentre. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”