viernes, 29 de marzo de 2013

ORACIÓN



Padre santo, gracias por haber provisto para nuestra salvación por medio del sacrificio de Cristo. Reconozco mi incapacidad para salvarme a mí mismo por mis propios esfuerzos, y me entrego a ti, confesando mis pecados y aceptando a Jesucristo como mi Salvador y mi Señor. Amén.

“Gracia y Paz”

DESTINADOS A LA CRUZ



Romanos 6:8-11
“Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

Cuando tu viste el título de la meditación de hoy, imagino que pensaste que se refería a Jesús. Si es así, acertaste a medias. La cruz es siempre acerca de Jesús, pero los creyentes también estamos destinados para el sacrificio y la muerte.

“La muerte al yo” ocurre en el momento de la salvación, al ser crucificados con Cristo (Romanos 6:6). El viejo YO muere, y recibimos una nueva naturaleza cuando el Espíritu Santo viene a morar en nosotros (Juan 14:17). A veces, se tarda un poco más en llegar el momento en que entregamos a Dios todo lo que amamos y valoramos.

Pero Dios no se detiene en la salvación; su propósito es conformar a los creyentes a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29). Por eso, nos convierte en hombres y mujeres que experimentamos la libertad, porque el Señor Jesús ha triunfado sobre el pecado. Sin embargo, para vivir como Dios quiere, tenemos que estar dispuestos a dar a Cristo la posición central en nuestras vidas. Por consiguiente, el Señor nos llama a la cruz todos los días, para que renunciemos a las cosas que puedan distraernos de nuestro objetivo de servirle y obedecerle.

No entiendas mal lo que significa estar destinados a la cruz. Dios no nos va a quitar todo, dejándonos como unos solos y tristes indigentes. Poner nuestras cosas de valor en la cruz ­ya sean bienes, personas o sueños­ nos libera de lo que nos ata a este mundo.

Cuando somos libres de las cosas del mundo, nuestra autoestima no depende de lo que tenemos o de la aceptación de la gente, porque estamos completos en el Señor. Para disfrutar de una vida nueva en Cristo bien vale la pena hacer un viaje diario a la Cruz.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

“A ÉL SEA LA BENDICIÓN, Y LA HONRA, Y LA GLORIA, Y EL PODER”



1 Crónicas 29:11
“Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y la altura sobre todos los que están por cabeza”.

El mensaje del versículo de hoy es semejante a la oración que Jesús nos enseñó. Nos da una idea de la majestad de nuestro Dios. Nosotros estamos propensos a pensar que nosotros somos muy importantes, y que todo tiene que ver con nosotros. Criaturas del momento, rebeldes y pecadores, exageramos nuestra propia importancia, como si todo tuviera que ver con nosotros. Para poner las cosas en perspectiva, La Biblia nos dice que mientras que pase una larga, sin fin, eternidad, un coro de ángeles sin número, juntamente con todos los redimidos de la tierra de todas las edades, estarán alrededor del trono de Dios diciendo, “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza. Y oí a toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás” (Apocalipsis 5:12,13). La escena en el cielo será en contraste horrible con la condición de los que nunca se han sometido a Dios, pues “serán echados a las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 8:12).

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día