sábado, 15 de septiembre de 2012

CELOS OPUESTOS AL AMOR


Proverbios 6:34
“Porque los celos enfurecen al esposo, el cual no perdonará en el día de la venganza”

Los celos son una lucha común. Se disparan cuando otra persona te eclipsa y obtiene algo que tú quieres, lo que puede ser sumamente doloroso, según tu nivel de egoísmo. En lugar de felicitar a la otra persona, estás que echas rayos y centellas y piensas mal de ella. Si no tienes cuidado, los celos se meten como una víbora en tu corazón y atacan tus motivaciones y relaciones. Pueden envenenarte y evitar que tengas la vida de amor que Dios diseñó para ti.

Si no disipas tu enojo aprendiendo a amar a los demás, quizá, con el tiempo, comiences a conspirar contra ellos. La Biblia dice que la envidia lleva a las peleas, a las riñas y a toda cosa mala (Santiago 3:16,4:1-2).

En las Escrituras, podemos observar una sucesión de celos violentos. Provocaron el primer asesinato cuando Caín despreció la aprobación de Dios a la ofrenda de su hermano. Sara despidió a su sierva Agar porque podía tener hijos y ella no. Los hermanos de José se dieron cuenta de que era el preferido de su padre, así que lo arrojaron a un pozo y lo vendieron como esclavo. Jesús era más amoroso, poderoso y popular que los sumos sacerdotes, así que, por envidia, tramaron traicionarlo y crucificarlo.

En general, los extraños no te producen celos. Más que nada, te sientes tentado(a) a tener celos de los que están en el mismo ámbito que tú. Trabajan en tu oficina, están en tu equipo, se mueven en tu círculo... o viven en tu casa. Sí, si no tienes cuidado, los celos también pueden infectar tu matrimonio.

Cuando te casaste, se te asignó la tarea de transformarte en el mayor animador de tu cónyuge y en el capitán de su club de admiradores, los dos se transformaron en uno y tienen que participar del placer del otro. No obstante, si reinan los celos esta meta no se logrará.

HOY, PÍDELE A DIOS EN ORACIÓN QUE TE AYUDE A CONTROLAR ESE SENTIMIENTO DE CELOS QUE HACE DAÑO.

“Gracia y Paz”

DÁDIVA DE DIOS


Romanos 6:23
Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

El castigo de los pecadores es la paga, porque es algo que se han ganado por sus pecados y desobediencia a Dios. Mientras los pecadores sufren el castigo por sus pecados; la vida eterna y las bendiciones que los Cristianos gozamos es la dádiva gratis del Señor, y no se gana por ninguna cosa que nosotros podemos hacer. Sin embargo, aunque si es un regalo gratis y no nos cuesta nada a nosotros, sí tiene un precio. ¡Y qué precio! Las últimas palabras de nuestro versículo nos dicen que la vida eterna nos viene por “Cristo Jesús Señor nuestro”, esto es, por el sufrimiento, agonía y muerte que él sufrió en la cruz.

Debemos recordar que aunque es una “dádiva de Dios” para nosotros, el precio que nuestro Salvador pagó fue tremendo, por lo cual a él sea la honra y la gloria ahora y para siempre. Amén.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día