martes, 29 de mayo de 2012


LA FORTALEZA DE UN HOMBRE

Jeremías 17:7
“Bendito el varón que se fía en el Señor, y cuya confianza es Dios”.

1 Juan 5:14
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”.


La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros. Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.

La fortaleza un hombre no está en lo profundo del tono de su voz. Está en la gentileza que usa en sus palabras.

La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tenga. Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijos.

La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo. Está en como es respetado en su casa.

La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear. Está en lo cuidadoso de sus caricias.

La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho. Está en su corazón.

La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado. Está en poder ser verdaderamente de una mujer.

La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar. Está en las cargas que puede llevar a cuestas.


Y por último, la verdadera Fortaleza de un Hombre no esta en confiar en sus propias Fuerzas. Está en poner su confianza en Dios.

“Gracia y Paz”

VIVIR A CORTO PLAZO

Efesios 2:12-13
“En aquel tiempo estabais sin Cristo… sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.

Muchas personas están inquietas respecto a la muerte y tratan, por todos los medios, de no pensar en ella. Disfrutan la vida esperando que será larga y feliz. En contraste con el animal, que no se hace preguntas sobre su condición mortal, el hombre posee la facultad de reflexionar, lo cual lo conduce a una verdad innegable: «un día me voy a morir».

Ante este hecho inevitable hay dos actitudes posibles. La primera es ignorar la muerte, la segunda es considerarla con realismo y prepararse para ella. Pero, ¿cómo? Es necesario escuchar a la única Persona que sabe lo que hay después de ella. Dios dice: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).

La Biblia, la Palabra de Dios, declara que existen dos resurrecciones: una resurrección de vida y una resurrección de condenación (Juan 5:29). La muerte sólo es el fin de la existencia terrenal. Dios quiere dar una vida eterna, y “esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12). Para el creyente, la muerte es tan sólo un pasaje para entrar plenamente en la presencia de Dios.

Pero el que decide vivir «a corto plazo» tiene ante sí la terrible espera de un juicio eterno (Hebreos 10:26-27). La diferencia entre el futuro del creyente y el del incrédulo es capital. ¿Cuál es su esperanza?

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

CONFIANZA EN DIOS




2 Corintios 3:5
“no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”

Pablo no está alardeando en esta carta dirigida a los Corintios, cuando el da a Dios la honra por todos sus logros. Mientras hoy los falsos maestros, pastores y predicadores, se sienten orgullosos de su poder y prestigio, Pablo expresaba su humildad delante de Dios.

Nadie puede considerarse capaz sin la ayuda de Dios. Nadie es competente para cumplir con sus propias fuerzas la responsabilidad para la que Dios nos ha llamado. Sin la habilitación del Espíritu Santo, el talento natural puede llevarnos al fracaso, pero la presencia del Espíritu Santo, que nos es dado nos guía a toda buena obra. Como testigos de Cristo, necesitamos el carácter y la fuerza especial que sólo Dios da.

Vivir por la suficiencia de Dios es una oportunidad profunda para relacionarse con el Señor en humildad y fe. Esta perspectiva celestial principia con una declaración de nuestra incapacidad personal para hacerlo.

Pero nosotros no somos capaces de hacer algo por nosotros mismos; es Dios quien nos da la capacidad de hacerlo. Podemos creer esto con toda confianza porque lo hacemos mediante Jesucristo y a la vista de Dios. No es que seamos idóneos por nuestros propios recursos para atribuirnos como mérito nuestro el impacto que hayamos causados, sino que nuestra competencia procede de Dios, que nos ha hecho capaces para ser ministros de la nueva relación que ha entrado en vigor entre Dios y la humanidad. Esta nueva relación no depende de un documento escrito, sino del Espíritu Santo que mora en cada uno de los creyentes, nacidos de nuevo.

Como seguidores de Cristo, tenemos ese recurso que ni los superhéroes podrían tener, el Espíritu Santo, quien nos capacita para afrontar nuestras deficiencias así como nos habilita para vivir en fe. Cuando aceptamos vivir por la gracia que Dios nos ha dado, nos lleva a conocer al Dios de toda gracia. Y es que conforme llegamos a conocer al Señor obtendremos como resultado que la humildad, fe y amor se desarrollaran en nuestra vida, esta es la obra de caminar con El.

Es verdad que nosotros discípulos de Cristo Jesús somos tan inadecuados que somos incapaces de producir algo de la vida Cristiana por nosotros mismos, si no estamos cimentados y unidos, al dador de la gracia. Jesús Mismo enseñó este hecho radical: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” Juan 15:5. Si abrazamos esta verdad, estaremos caminando en humildad y fe delante del Señor. Solo los recursos de Dios, son suficientes para producir la clase de vida espiritual fructífera que Dios nos llama a vivir.

La confianza de Pablo no era autosuficiencia, sino seguridad en la suficiencia del Espíritu de Dios, quien inunda de poder la vida. Los creyentes hoy sabemos que; si se nos deja a nuestra suerte, nos veremos obligados a vivir con la realidad de que nunca podemos será aptos para lidiar con la vida. Pero en la fortaleza de Dios, encontraremos todo lo necesario, para salir adelante en las tormentas de este mundo. No podemos cambiarnos a nosotros mismos. Y sin el Señor, no podemos hacer nada de valor para la eternidad. Pero por fe sabemos que Dios el Señor nos dará ampliamente lo que necesitamos, conforme a Su voluntad. No depende de nuestro correr, querer y hacer. Ya que por nosotros mismos no podemos vivir una vida agradable a Dios. Como cristianos renacidos, estamos completamente consientes que dependemos únicamente de la gracia de Dios y que solamente Él puede obrarlo en nosotros.

1 Corintios 15:10 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí”.

“Gracia y Paz”

LO NECESARIO

Recientemente, volví a leer la historia de la vida de George Muller, el cual en los mediados de 1830, cuidó de más de 2000 huérfanos en Inglaterra – todo con fe en Dios. Muller era conocido como el hombre que recibió respuestas a sus oraciones. Antes de morir, él había hecho una lista en su diario de más de 50,000 respuestas a la oración.

Cuando le preguntaron cómo él determinaba la voluntad de Dios en cualquier cosa, Muller hizo una lista de lo que él consideraba que era necesario:

 1. “Yo pongo mi corazón en tal estado, que no tenga voluntad propia acerca de ninguna cosa.”

2.  “Yo no dejo los resultados a las emociones o simples impresiones. Eso puede abrirlo  a grandes desilusiones.”

3.  “Yo busco la voluntad de Dios a través de, o en conexión con, su Palabra. Si usted busca al Espíritu sin la Palabra, usted se abre a la desilusión.”

4.  "Yo considero las circunstancias providenciales (controladas por Dios).”

5.  “Yo le pido a Dios en oración que me revele su voluntad.”

 6.  “Yo me aseguro que tengo una conciencia clara ante Dios y los hombres.”

7.  “Cada vez que he escuchado a los hombres en lugar de Dios, he cometido errores serios.”

8.  “Yo actúo sólo cuando estoy con paz, después de mucha oración, esperando en Dios con fe.”

Aquellos que caminan por fe, buscando sólo la voluntad perfecta de Dios, son dolorosamente probados y tratados. Más y más en mi propia vida, estoy encontrando cuán importante es la oración ferviente y la lectura de la Biblia. Tristemente, no muchos del pueblo de Dios oran diligentemente hoy en día. En lugar de orar, hay muchas horas de Televisión y poco de esperar en Dios.

Cuando yo me entrego a la oración, mi fe se levanta. Y cuando me alimento de la Palabra de Dios, mi confianza en su poder para guiarme y ayudarme aumenta. El Señor se vuelve mi banquero, mi consejero, mi abogado.

Que usted lo encuentre haciendo lo mismo por usted.

“Gracia y Paz”
(David Wilkerson)

¿Qué hacer cuando estamos angustiados?

Salmo 31:9-16
“Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera huyen de mí. He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso quebrado. Porque oigo la calumnia de muchos; el miedo me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida. Mas yo en ti confío, oh Señor; digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia.”

¿Cuántas veces nos hemos encontrado en una situación similar a la que David describe en este Salmo? Angustia, tristeza, dolor, miedo. ¿Cuántas veces hemos sido víctimas de calumnias y objeto de oprobio? ¿Cuántas veces hemos sentido que no tenemos fuerzas, ni ánimo, ni deseos de seguir luchando? "Se agotan mis fuerzas, y mis huesos se han consumido", se lamenta el salmista en medio de su frustración. A medida que los años se acumulan sobre nosotros, vemos con más claridad que situaciones como ésta, lejos de ser excepciones en la vida de una persona tienden a formar parte de su existencia con relativa frecuencia. ¿Qué hacer entonces?

"Mas yo en ti confío, oh Señor", declara David, "en tu mano están mis tiempos." En momentos de angustia y dolor como estos, la única fuente de seguridad, de apoyo y de socorro, es nuestro Padre celestial. En ese Dios todopoderoso estuvo fundado el consuelo y la fortaleza que David necesitaba. En las manos del Señor estaban sus tiempos, es decir él sabía que Dios tenía el control de su vida, de su presente y de su futuro. Una vez nosotros creemos esto de todo corazón, nos resulta más fácil venir a Dios en busca de ayuda.

¿Te sientes en estos momentos como el salmista? ¿Estás pasando por momentos muy difíciles? Recuerda que en las manos de Dios están tus tiempos. El sabe exactamente lo que te espera más adelante, y te ama tanto que desea lo mejor para ti. Pero a veces se requieren ciertos cambios en nuestras vidas que resultan dolorosos. Tan dolorosos como cualquier operación quirúrgica por medio de la cual esperamos obtener la sanidad que deseamos. Siempre hay un buen propósito detrás del dolor y la angustia de un hijo o una hija de Dios. Su Hijo Jesucristo ha sido el ejemplo perfecto de sufrimiento con el fin de ofrecer lo mejor que existe en esta vida: la salvación de nuestras almas, y con ella un lugar eterno en el cielo.

Si pudieras ver el propósito de tu dolor y sufrimiento desde el punto de vista de Dios, le alabarías con todo tu corazón. Esto es precisamente fe, tener la certeza, en medio de la prueba, de que algo bueno te espera, aunque no lo puedas ver, simplemente porque sabes que Dios quiere lo mejor para ti. Por eso David dijo: "Mas yo en ti confío, oh Señor." Espera confiadamente en el Señor. Las mejores cosas que llegan a nuestras vidas no son las que se producen porque nos salimos con la nuestra, sino porque dejamos que Dios se salga con la suya. Aunque el camino de la prueba, la tribulación y la tristeza a menudo parece duro y cruel, si ponemos nuestra confianza en Dios, al final encontraremos lo mejor para nosotros. Nunca olvides que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”, dice Romanos 8:28. El propósito de Dios siempre, escucha bien, siempre es bueno para aquellos que le aman y que le buscan día tras día.

Cree esto de todo corazón y aférrate de esta promesa. Dios jamás quedará mal contigo. Si te resulta difícil creerlo, y no encuentras paz en medio de la prueba, hazte el propósito de acercarte más al Señor y conocerlo mejor. Busca su rostro en oración cada día y medita en su Palabra. Su paz y su consuelo inundarán tu alma.

ORACION:
Padre santo, te doy gracias por darme la seguridad de que, en momentos difíciles de mi vida, puedo acercarme a ti en busca del oportuno socorro. Aumenta mi fe para no dudar un solo instante que todo lo que pase en mi vida, bueno o malo, resultará en bien para mí, porque en tu mano están mis tiempos. En el nombre de Jesús. Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

Cómo responder a las acusaciones

Lucas 12:11-12
“Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir”

Cuando surge un conflicto, la reacción natural es defenderse. Sin embargo, los creyentes deben responder de manera diferente. Una vez, fui censurado públicamente por algo que yo no había cometido. Afortunadamente, el Señor me permitió mantener la calma en vez de reaccionar con enojo. Orar primero es la mejor respuesta en una crisis. Cuando lo hacemos, Dios nos da lo que no podemos conseguir por nosotros mismos.

Discernimiento espiritual. El Señor, que entiende perfectamente el origen de todos los problemas, puede darnos discernimiento más allá de nuestra limitada perspectiva. Tal vez hubo mala comunicación, celos por parte de la otra persona, o cometimos un error sin darnos cuenta. El Espíritu Santo puede mostrarnos cómo acercarnos a nuestro acusador, y a ver más allá de las palabras o acciones hirientes.

Un espíritu tranquilo. Nuestra naturaleza humana quiere reaccionar rápidamente para que podamos defendernos. Es por eso que primero debemos concentrar nuestra atención en el Señor y experimentar la paz interior que solo Él nos da (Juan 14:27).

Sabiduría. Jesús dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo les daría palabras de sabiduría cuando se enfrentaran a autoridades hostiles. Él hará lo mismo con usted. Pídale que ponga un sello en sus labios hasta que le muestre qué debe decir o hacer.

No tenemos que reaccionar a las críticas con ira, como hace todo el mundo. En vez de eso, estamos llamados a representar a Cristo en cada situación, dependiendo de Él. Al responder como Él diga, le glorificaremos y haremos que los no creyentes quieran conocer la fuente de nuestra fortaleza.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

Un Versículo de la Biblia cada Día

1 Juan 5:11
“Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo”.

La verdad, la realidad, la cosa más importante que debemos aprender en esta vida, la encontramos aquí mero en este versículo. Este versículo lo dice TODO. A veces en la corte dicen, “Deja ver el testimonio.” Bueno; Este ES el testimonio. ¿Y qué es? Que Dios nos ha dado vida eterna. ¿Y dónde se encuentra? “Esta vida está EN SU HIJO.

El versículo siguiente dice, “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” Fíjate bien. Es la verdad más importante que tenemos que aprender durante nuestra temporada aquí en la tierra, pero la mayoría no la comprende, o si en verdad comprende, deja deslizar día tras día sin un encuentro con Cristo; nunca se entrega a él, ni pone su fe en él para ser su Salvador, hasta que……ya es tarde; caen por el precipicio y se van cayendo a la eternidad sin vida ni esperanza. La vida eterna está en el Hijo. ¡Vida Eterna! Y tú puedes tener esta vida ahora mismo si recibes a Jesús en tu corazón por fe.

Jesús, ven a mí corazón. Yo creo que moriste en la cruz por mis pecados y te pido que me perdones y que me des vida eterna. Amén.

“Gracia y Paz”