lunes, 14 de mayo de 2012

AMAR AL ENEMIGO



Mateo 5:43-48
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.

Jesús en su ministerio terrenal nos dejó un nuevo mandamiento: El de amar al prójimo, incluyendo al enemigo, estableciendo así los principios de Justicia del Reino.

Debemos confesar que este mandamiento nos ha causado perplejidad a lo largo de nuestros años de creyentes, porque asumir que debemos amar a nuestros enemigos, es francamente difícil.

Cuántas veces nos habremos encontrado con situaciones en las que nos gustaría dejar de lado este mandamiento y obrar con humana pasión y tomar la justicia por nuestras manos.

¿Es eso lo que debemos hacer? Evidentemente no. La justicia de los hombres es inevitable que esté impregnada de las emociones y los sentimientos que nos caracterizan como especie.

Por tanto lo que debe primar es el mandamiento del amor, para que entonces podamos decir que hemos tenido dominio propio y haber sido capaces de hacer lo que se nos dio por mandato.

Aunque nos resulte difícil y aunque muchas veces lo queramos olvidar, el amar al enemigo nos coloca en una situación compleja pero que debemos asumir con plena conciencia.

Ser seguidores de Jesús tiene múltiples implicancias, algunas de ellas notablemente difíciles, pero que cuando las cumplimos nos dejan la paz y el gozo prometido por nuestro Salvador.

“Gracia y Paz”
 (Diego Acosta García)


RESPIRAR POR LAS HERIDAS

Lucas 6:19
“Así que toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos.” 

Querida amiga y amigo, existen períodos en nuestra vida en que la aflicción y el dolor pareciera que aflorara a través de nuestros poros y respiráramos por nuestras heridas, donde nuestro sufrimiento se acrecienta, sin tener la esperanza de encontrar sanidad a ello. Pero, “para Dios no hay nada imposible” dice la Palabra.  Sigue la promesa: “Pero yo te restauraré y sanaré tus heridas”, afirma el Señor. 

“Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias.” Continúa: “Hijo mío, atiende a mis consejos, escucha atentamente lo que digo: no pierdas de vista mis palabras, guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan, son la salud del cuerpo.” En el nombre de Jesús, amén y amén.

“Gracia y Paz”
Pan de Vida

EL SEÑOR MOHS

Job 28:19
“No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá apreciar con oro fino”

No sé a ti, pero a mí me encantan esas caminatas en las que recogemos piedras. Dios hizo un gran trabajo creando toda esa diversidad de minerales y rocas.

Espera, mira esto. ¡Qué hermoso! Esta hermosura de piedra se llama topacio. El topacio viene en diversos colores, pero hoy hemos encontrado topacio blanco. ¿Quieres que te diga un secreto? Si cortas el topacio de una manera específica, este se ve exactamente como un diamante. Así como lo oyes. Jamás podrías distinguirlos a menos que conozcas la escala de dureza de Mohs.

Una de las maneras en que puedes diferenciar rocas que se ven exactamente ¡guales es identificando cuál es más dura. En la escala de dureza de Mohs los diamantes son los más duros. Si frotas un topacio contra un diamante, el topacio se rayará y el diamante no. Eso ocurre porque el topacio es menos duro que el diamante.

A veces la gente también puede dejar marcas en nosotros. Sin embargo, a pesar de que alguien no te trate bien, decide actuar como lo haría Jesús y devuélvele bien por mal. ¿Quién sabe?, tal vez Dios ablande a esa persona cuando de las marcas que ha ocasionado en ti broten el amor y la bondad de Dios.

“Gracia y Paz”
(Jim Feldbush)


Influencias de la infancia

Isaías 61:1-3
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.

Nadie tuvo una infancia perfecta. Lo que experimentamos durante esos años, ha tenido una influencia profunda, aun en la adultez. Las cosas que vimos, escuchamos, sentimos, e incluso que no sentimos, pueden afectarnos el resto de la vida.

Como es de esperarse, las influencias externas ayudan ciertamente a moldear nuestra personalidad. Sin embargo, el resultado no siempre es predecible. Por ejemplo, los primeros años llenos de experiencias dolorosas, dejan heridas profundas en algunos; pero en otros, contribuyen al desarrollo de la agudeza y la perseverancia.

Ya sea que su infancia haya sido alegre o dolorosa, puede ser útil reflexionar acerca de la influencia que dejó en su vida. Puede empezar analizando sus respuestas a los acontecimientos clave de su infancia. Después, identifique rasgos que apreciaba en sus padres y en los demás, cualidades que le gustaría cultivar en su propia vida. Por último, piense en las personas que le afectaron negativamente. Pídale a Dios que le sane y le libere de las conductas que pudo haber desarrollado como respuesta.

El Padre celestial quiere hacerle libre de todas las inclinaciones negativas que echaron raíces en su infancia. Él puede poner fin a cualquier patrón negativo, y reemplazarlo con esperanza y satisfacción profunda en Él.

Cuando reflexione en los efectos de las experiencias de la infancia, pídale a Dios que le permita ver a través del lente de la verdad. Pídale a Dios que le dé fuerzas para perdonar, y su ayuda para sanar aspectos de su vida, ya sean espirituales, emocionales o interpersonales.

“Gracia y Paz”
(encontacto.org) 


Hechos 17:28
“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también”.

El Salmista pregunta en Salmos 139:7, “¿Adónde me iré de tu espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?”. Este mundo es de mi Padre Celestial. “Él es antes de todas las cosas, y por Él todas las cosas subsisten” (Colosenses 1:17). Él es nuestra atmósfera. Vivimos en Él como los peces viven en el agua, y vivimos y nos movemos por su gracia y por su permiso.

Dios creó todas las cosas, y por su voluntad “tienen ser y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11). A veces vivimos como si el mundo fuera creado para que pudiéramos bailar, festejarnos, hacer nuestra propia voluntad, y hacer cualquier cosa que se nos viene a la mente. NO, NO, y ¡¡NO!!.

Debemos de entender el verdadero significado de nuestra existencia: “¿Cuál es el deber principal del hombre? El deber principal del hombre es glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre.” El primer paso es someternos al Hijo de Dios, y recibirle en nuestro corazón por el arrepentimiento y por la fe.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día