domingo, 13 de mayo de 2012

HIJOS AGRADECIDOS



HIJOS AGRADECIDOS

Levítico 19:3
“Respeten todos ustedes a su madre y a su padre [...] Yo Yahweh vuestro Dios!.

Ese día la clase estaba por finalizar. La maestra había hablado sobre las madres de la Biblia y entonces oró: «Dios, espero que alguna persona, en algún momento, funde un día especial para honrar a las madres por el servicio que prestan a la humanidad. Realmente lo merecen».

Quien así oró fue la Sra. Jarvis. Lo que ella nunca imaginó fue que Ana, su hija de doce años, quien estaba en el salón de clases, quedaría impresionada por esa oración. Cuando su madre falleció el 9 de mayo de 1905, Ana hizo cuanto pudo para crear un día en el que se honrara a las madres. Escribió cartas a ministros religiosos, hombres de negocios y políticos, en busca de apoyo para su proyecto.

Finalmente logró su anhelado objetivo. El proyecto llegó a las manos del presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, quien en 1914 designó el segundo domingo del mes de mayo para honrar a las madres. 

Muchos otros países siguieron el ejemplo y hoy, aunque la fecha no es la misma en todas partes, se rinde un justo homenaje al ser que nos llevó en su vientre y veló por nuestro bienestar desde el primer momento en que llegamos a este mundo. Es verdad que al igual que en otros casos, la fecha ha sido transformada por el excesivo mercantilismo, pero hay que admitir que nos brinda la ocasión de demostrar a nuestras madres lo mucho que apreciamos lo que han hecho por nosotros y por la humanidad en general.

¿Deberíamos esperar que llegue ese día especial para demostrarles lo mucho que las amamos? Por cierto que no. En ese día el mundo las honra de manera especial, pero es nuestro privilegio demostrarles cada día nuestro aprecio y lo mucho que las amamos.

Padre amado, danos un corazón agradecido para reconocer cada día lo mucho que nuestros padres hacen por nosotros.

Algunos hijos esperan hasta muy tarde en la vida para mostrarse agradecidos. Otros lo hacen ante del féretro de la madre muerta, cuando sus expresiones de gratitud no tienen ningún sentido. Para los hijos agradecidos, sin embargo, cada día es bueno para demostrar a sus madres (y también a los padres, por supuesto), lo mucho que los aman.

Este día nos brinda una buena oportunidad para hacerlo. Realmente lo merecen.

“Gracia y Paz”

Fernando Zabala

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